José Francisco Navarro
En La mística de cada día, por momentos, tenemos la impresión de estar frente a Adélia; pero no como quien se ubica frente a un retrato; pues, a través de la magia de la palabra, Navarro consigue acercarnos tanto a ella que nos da la impresión de tenerla, natural y espontánea, frente a nosotros, hablando de multitud de temas, que van de lo más doméstico o erótico hasta lo trascendente. Pero no es sólo eso… ella, con la calidez y confianza que solamente da la amistad, nos confía sus secretos, nos confiesa sus temores, nos revela sus deseos, mientras conversa amenamente con nosotros. – Rocío Castro Morgado.