8 septiembre, 2021

[Artículo RPP] Ricardo L. Falla: El liberalismo asediado

Desde sus comienzos, el liberalismo ha caminado a contracorriente de izquierdas y de derechas. De ahí que se ha encontrado, con frecuencia, en tiempos difíciles; logrando sobrevivir a despecho de sus enemigos. Sin embargo, al igual que los años treinta del siglo pasado, se aproximan épocas arduas para el liberalismo ¿Pasará esta prueba?

El liberalismo contemporáneo está atravesando su propio desierto desde hace unos años. Se le responsabiliza de haber conducido el último proceso de globalización y de ser el fundamento ideológico que ha ocasionado un conjunto de problemas – profundizados en las últimas décadas – como el aumento de las desigualdades, el resurgimiento de los identitarismos culturales y de haber fomentado el relativismo moral que aqueja a diversas sociedades. Pareciera que los liberales se han quedado sin respuesta ante los ataques de sus adversarios y que ya no son capaces de defender los principios de la “civilización liberal” o de hacerlos evolucionar. El notorio avance de las otras ideologías de izquierda y de derecha y de los populismos no hace más que corroborar esta situación.

Cuando los principios políticos son cuestionados por la praxis, es importante evaluar los procesos de los mismos. Y si se hace en clave histórico conceptual, en vínculo con las ideas y los hechos, se puede advertir las razones de una crisis y las posibilidades de un resurgimiento. “La historia olvidada de liberalismo. Desde la antigua Roma hasta el siglo XX” (Crítica, 2020), de la historiadora sueca Helena Rosenblatt, pone énfasis una noción fundamental. Para entender al liberalismo, en un contexto que le es adverso, es necesario volver a caminar sobre sus pasos: reconocer su historia, analizar la evolución de sus conceptos fundamentales en sus respectivos contextos y reencontrarse con varios de sus autores claves. Por una sencilla razón, muchos de los que hoy en día se autodenominan “liberales” han perdido contacto con sus fuentes, desconocen su evolución político filosófica y, por ello, no son capaces de defender, con argumentos y con hechos, los fundamentos del liberalismo frente a sus críticos.

Siendo un libro especializado, es de fácil lectura. Y, sin mayor densidad, nos introduce a la historia del término “liberal” desde Roma, observando con detalle práctico los diversos significados, hasta finales del siglo XVIII, centuria en la que efectivamente surge. Asimismo, podemos observar de qué forma el liberalismo fue formulando y reformulando sus principios alrededor de varios debates, internos y externos, a lo largo de los siglos XIX y XX, en tensión dramática con el conservadurismo, el socialismo y, finalmente, con el nacionalismo. Como toda historia, de múltiples aristas, no es fácilmente reducible a un conjunto de ideas sintéticas. Más bien, en esa lucha agónica por su continuidad, fueron surgiendo diversas variaciones del canon liberal. De modo que, cualquier estereotipo sobre el liberalismo, queda superado gracias a su intensa historia intelectual y conceptual.

La lectura acuciosa de un libro como el de Helena Rosenblatt, nos permiten reconsiderar varios aspectos de nuestra propia historia política y social, sobre todo, la que se desarrolló en el primer siglo de nuestra experiencia republicana. También observar qué características tuvo el debate intelectual en el Perú sobre conceptos políticos fundamentales como “democracia”, “república”, “ciudadanía”, “libertad”, etc., en nuestro país. Pues, reconociendo los debates intelectuales en las décadas siguientes al surgimiento de la república, podemos observar los grados de teorización compleja desarrollados en el Perú. Así, tenemos una seria tarea de indagación sobre lo que efectivamente se podía no se podía llevar a cabo en nuestro país a lo largo del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

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