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5 diciembre, 2023

La tutoría y la formación de personas. La universidad más allá de la profesionalización

Además de aprender a hacer, la Universidad permite adquirir una actitud reflexiva frente a lo que se realiza. Así, la tutoría ayuda a que esa actitud no se refiera solamente al ámbito académico, sino que además remita a nuestra dimensión como personas. En pocas palabras, se trata de formar personas.

En el curso de Tutorías, en la cuarta reunión, alumnos y alumnas se encuentran sentados en un círculo del que soy parte en el rol docente. Se muestran interesados al expresar sus opiniones con libertad y reaccionando velozmente a lo que dicen sus compañeros. Era un momento de descarga y catarsis sobre los avatares de la vida universitaria. De pronto hacen silencio y comienzan a mirarme. Entonces, les pregunto con una sonrisa “¿Por qué me miran?, ¿Qué desean que haga? Y me responden “Que sea el abogado del diablo”, “Que nos haga pensar”.

En esta dinámica, los estudiantes se detienen en su catarsis. Empiezan a sospechar que, a pesar de sus quejas, se les escapa algo. Por ello, me piden asistencia para pensar y ver más allá de lo obvio. Es decir, pensar en lo que usualmente no se piensa. Este es un grupo de segundo año y están aprendiendo a sospechar, incluso, de lo que se les presenta, inicialmente, como certeza.

En otro grupo de tutoría que pertenece al tercer año, ya en la tercera sesión, una alumna afirma que desea comentar algo. Ella explica lo siguiente:

«en el chat de mi trabajo empezaron a realizar comentarios negativos acerca de una compañera. Es una chica con quien todos tenemos problemas. Yo también participaba, pero al ver el chat recordé lo que dijo en la reunión y me dije a mi misma "esto no es muy agente de salud de mi parte". Entonces, les dije que no comenten esas cosas conmigo, ya que yo no estaba para ello". Decidí que alimentar el raje no funciona como agente de salud, así que le escribí a la compañera para hablar. Esa fue la conversación más tensa de mi vida, pero a su vez la más productiva».

En esta situación, no solamente duda y cuestiona su acción, sino que también evalúa y actúa acorde a su evaluación. En ese sentido, el espacio universitario le ha interpelado cuestionando su experiencia laboral desde un nuevo punto de vista. Por esa vía ella construye una mejor forma de ser en el trabajo.

Este es, para mí el sentido de una tutoría universitaria. Como afirmaba Vicente Santuc, en una entrevista realizada por estudiantes: "…en la tutoría, el alumno se confronta consigo mismo…".

Además de aprender a hacer, la Universidad permite adquirir una actitud reflexiva frente a lo que se realiza. Así, la tutoría ayuda a que esa actitud no se refiera solamente al ámbito académico, sino que además remita a nuestra dimensión como personas. En pocas palabras, se trata de formar personas.

Sobre el autor:

Miguel Flores Galindo 

Jefe de la Oficina de Formación Humanista de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

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