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22 julio, 2024

Conversatorio “Desinformación e Inteligencia Artificial”: grandes desafíos de estos tiempos

El 17 de julio, el Vicerrectorado Académico de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), organizó el conversatorio “Desinformación e Inteligencia Artificial”. El evento contó con la participación de David Hidalgo, director ejecutivo de Ojo Público; Gianella Tapullima, editora de fact-checking de Ojo Público; ambos autores del libro No estamos solos. Herramientas de inteligencia artificial en la era de la desinformación, y de Franklin Cornejo, docente e investigador UARM; Paloma Barreto, investigadora de fact-checking en procesos electorales del JNE. La moderación estuvo a cargo de Jenny Canales, jefa de la carrera de Periodismo UARM.

Las palabras de bienvenida las brindó el vicerrector académico, el Dr. Joseph Dager, quien agradeció la presencia de los expositores y el interés del público por discutir temas de relevancia para el quehacer académico y, sobre todo, de impacto en la vida de todos los ciudadanos. En ese sentido, hizo hincapié en que la UARM, desde el Vicerrectorado Académico, continuará en la promoción de ese tipo de encuentros con los que se espera contribuir al debate público y el fortalecimiento de la democracia.

David Hidalgo precisó que lo que se vive hoy es el fenómeno de la desinformación el cual se presenta cuando noticias sobre escándalos deportivos, en la farándula, entre otros temas irrelevantes, se difunden en contextos de crisis política y distraen la atención de aquellos temas sobre los que sí se debería discutir. “Existen ecosistemas de desinformación globales y locales. Desde el periodismo tenemos que entrenarnos para responder a estos desafíos y enfrentar la contaminación informativa”, expresó.

Comentó acerca del proyecto que le llevó al equipo de Ojo Público a explorar la IA para lograr la difusión de información sobre la pandemia y otros temas en lenguas originarias. Diseñaron un aplicativo que permitió a los comunicadores de zonas alejadas crear sus propios contenidos (podcast) de manera rápida y sin necesidad de inversión económica. Compartió ejemplos de buenas prácticas de innovación usando la IA de manera correcta en el campo de las comunicaciones para beneficio de los ciudadanos y los comunicadores.

Por su parte, Gianella Tapullima señaló que el libro en mención hace hincapié en los debates actuales sobre el impacto de la IA en las personas y en la forma que reciben la información. Así también, el texto aborda cómo es que los periodistas están usando la IA para potenciar su trabajo de investigación. Se han creado algoritmos y se usan recursos como las imágenes satelitales para la identificación de lugares con difícil acceso o zonas reservadas, por ejemplo, en donde se extrae de manera ilegal oro. Sin embargo, el uso de la IA también trae consigo riesgos, ya que ha quedado demostrado que la IA al generar contenido comete sesgos de género y de etnicidad, afianzando las desigualdades sociales y los estereotipos.

Franklin Cornejo destacó los aportes de las herramientas de la IA aplicada a la comunicación pública y precisó que, frente a la desinformación, se necesita responsabilidad y confianza. Dio cuenta que existen iniciativas, desde la sociedad civil y las universidades, pero no son suficientes. Se necesitan políticas públicas capaces para contrarrestar la desinformación y empoderar a las comunidades indígenas para que tengan sus propios medios de comunicación. Existen radios que realizan un arduo trabajo como Radio Kampagkis, Radio Quillabamba y Pachamama Radio, pero se requieren muchos más medios cuya agenda mediática atienda sus necesidades.

Paloma Barreto fue enfática al recordar que hay información que es falsa, pero que no ha sido creada para hacer daño, pero también existe la información falsa que se difunde con la intención de causar un perjuicio. Centró su exposición en la desinformación que se presenta en contextos electorales, específicamente, en los comicios 2021-2022. Compartió las diferentes iniciativas colaborativas que se gestaron en Perú para enfrentar la desinformación y brindar un servicio de verificación de datos de libre acceso. Sin embargo, el fact-checking es una actividad difícil de mantener en el tiempo por las implicancias económicas, el acceso a fuentes fiables y por los recursos que demandan, sobre todo, si es una iniciativa individual.

 

 

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