La elección de Elisa Loncón como presidenta de la Convención Constitucional de Chile, mujer mapuche que llega ahí a través de escaños reservados para pueblos originarios, le recuerda a Perú la tarea pendiente de la representación política de los pueblos originarios.
Para enfrentar el desafío de su participación política a la vida pública del país, tanto de los pueblos de la Amazonía, como los de la zona andina, el Estado peruano tiene el artículo 10 de la Ley N° 26864, Ley de Elecciones Municipales, y el artículo 12 de la Ley N° 27683, Ley de Elecciones Regionales, que han fijado que las listas de candidatos al concejo municipal y al consejo regional deben estar integradas por un mínimo de 15 % de representantes de comunidades nativas y pueblos originarios de cada provincia o región donde existan, conforme lo determine el JNE. Es así que la cuota nativa se aplica a un porcentaje de puestos en las listas de candidatos y no a la reserva de un número determinado de escaños para la población indígena, como sucede en otros países.
En una reciente investigación del Instituto de Ética y Desarrollo de la UARM se revela que el esfuerzo del JNE ha sido importante en la evolución de la aplicación de la norma para integrar a otras regiones y provincias en el ejercicio de esta cuota electoral y para ampliar en la concepción de comunidades nativas a las comunidades campesinas. Las cuatro últimas elecciones regionales y municipales nos muestran el efecto de estas acciones afirmativas: si en el 2006 se tenía 8 regidores provinciales, como suma de las regiones de Amazonas, Ayacucho, San Martin, Cusco y Apurímac; en el 2018, la suma es de 62. Pero, ese mismo crecimiento no sucede con los consejeros regionales, la representación en el Gobierno Regional paso de 8 en el 2006 a 4 en el 2018 (todos los consejeros regionales pertenecen a Cusco).
Existen otros aspectos a tomar en consideración para evaluar el fortalecimiento de su representación política. En los casos estudiados se observa una frágil relación de diálogo y de construcción de los candidatos participantes por la cuota nativa con las organizaciones indígenas de base dificultando que la agenda indígena tenga visibilidad. Asimismo, los partidos nacionales no muestran suficiente interés en plasmar en sus programas las demandas de estos pueblos; la cuota electoral se torna en un formalismo de cumplimiento. Por otro lado, los candidatos por la cuota nativa que logran ser electos están estructuralmente limitados por las capacidades de maniobra del cargo.
Ciertamente, se requiere retomar la discusión recogida por la Comisión de Alto Nivel de la Reforma Política y por los proyectos de ley del Congreso sobre la circunscripción especial y otras medidas para la representación indígena en el nivel regional. Por supuesto, con el protagonismo de los pueblos originarios en las discusiones nacionales.
Artículo publicado en el Diario Oficial El Peruano el 8/07/2021
Sobre el autor:
Lorena Elías