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29 julio, 2020

[Artículo RPP] Ricardo L. Falla: Peruanos de dos mundos

La mente humana es una estructura abierta. Podemos adaptarnos a contextos diferentes, logrando aprendizajes para diversos fines. Una clara ventaja que tenemos los peruanos, es que somos capaces de movernos en dos mundos. O, quizás, en muchos más. 

Situarse o pertenecer a dos mundos es un hecho que puede ser de gran beneficio. Sobre todo, si queremos enriquecer nuestras experiencias y aprender a ver la vida de un modo más amplio. Por ejemplo, el mayor poeta peruano, César Vallejo, nacido en la serranía de Santiago de Chuco, una vez emigrado a Europa, se adaptó al ambiente cosmopolita de París, y pudo desarrollar una labor creativa y periodística notable. Siendo peruano absorbió su “escena contemporánea”, las ideas más representativas de su tiempo, plasmándola en la reflexión poética notable de “España, aparta de mi este cáliz” y en los “Poemas Humanos” (editados póstumamente). El verso de Telúrica y Magnética, evidencia esa condición dual de Vallejo: “¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo, y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!” 

En ese mismo sentido, José Carlos Mariátegui, en el célebre inicio de sus “Siete ensayos”, nos confiesa su pertenencia a dos mundos, ponderando el valor de esa experiencia dual: “No faltan- dice el pensador moqueguano- quienes me suponen un europeizante, ajeno a los hechos y a las cuestiones de mi país. Que mi obra se encargue de justificarme, contra esta barata e interesada conjetura. He hecho en Europa mi mejor aprendizaje. Y creo que no hay salvación para Indo-América sin la ciencia y el pensamiento europeos u occidentales”. Es decir, el mismo autor que planteó una nueva cronología cultural para entender a nuestro país, y que bregó por los derechos de los pueblos originarios, era consciente de la importancia de aprender de occidente aquello que era necesario aprender. Claramente, Mariátegui era alguien que buscaba superar todo localismo.  

Otros peruanos que tuvieron la posibilidad de desarrollar esta perspectiva dual, fueron los notables Francisco García Calderón y José de la Riva Agüero. García Calderón escribió varios de sus ensayos en Francia, teniendo en ellos como tema central a nuestro país y América Latina. En la distancia geográfica, redactó los magníficos: “Las democracias de América Latina” (1912) y “La creación de un continente” (1913), donde nuestro país es analizado con relación a procesos sociales y culturales mayores. De igual, forma, Riva Agüero, dio a luz varias de sus obras fuera de nuestro país, producidas en sus intermitentes viajes.  

Los ejemplos que planteamos, son sólo algunos de los tantos casos en los que los peruanos podemos situarnos en una condición dual de la cultura. Es decir, sin dejar de lado la pertenencia a un origen local, somos capaces de situarnos en diálogo con otros contextos culturales, sobre todo con los que se encuentran “al otro lado del charco”.  

Octavio Paz, el célebre poeta mexicano, consideraba que esa condición dual era una enorme ventaja de los latinoamericanos. Podemos ser y estar en dos mundos con relativa facilidad, nutrirnos de ambas condiciones y hacer nuestras ambas herencias. De pronto, recordar y reconocer los ríos que convergen en varios de nosotros, es liberador y enriquecedor.  

 

Lea la columna del autor todos los lunes en Rpp.pe

Sobre el autor:

Ricardo L. Falla Carrillo

Jefe del Departamento de Filosofía y Teología de la UARM

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