En tiempos de crisis, las sociedades se reconstruyen fomentando masivas inversiones públicas en agricultura, salud, educación e infraestructura. Analicemos cómo el Perú puede llevarlo a cabo. En esta tarea, el servicio civil profesional cumple un rol fundamental.
Las cifras de pérdidas de empleo son cada vez más preocupantes. De acuerdo con el INEI, solo en Lima más de 2.3 millones de personas se quedaron sin trabajo debido a la pandemia. Una cifra nunca antes vista en los últimos cien años. La tendencia es que la hemorragia de destrucción de empleo formal continúe en el mediano plazo ¿Qué se debe hacer entonces?
Lo primero es revisar la historia. Para salir de profundas depresiones económicas e iniciar la reconstrucción, las naciones se basaron en los parámetros de la economía de guerra. Los Estados lograron reconstruir sus sociedades fomentando masivas inversiones públicas básicamente en cuatro aspectos: la agricultura, la salud, la educación y la infraestructura, esta última con énfasis en aquella vinculada con transporte. Por ende, es necesario que el Estado se aboque en generar una verdadera revolución en esas cuatro dimensiones.
Sin embargo, la COVID-19 ha exhibido sin atenuantes que los niveles de gestión y la fortaleza institucional del Estado peruano no están a la altura de las circunstancias para enfrentar un reto de esta magnitud. Por otra parte las asociaciones público privadas, en muchos casos, se convirtieron en espacios donde primó la corrupción ¿Cómo hacer entonces?
La salida parece ser el diseño de esquemas de colaboración de gobierno a gobierno. La experiencia de los Juegos Panamericanos fue positiva, tanto así que se ha replicado para la hasta ahora fallida reconstrucción del norte.
El caso de la agricultura, que es un sector de creación masiva de fuentes de empleo, existen un sinnúmero de tierras abandonadas que podrían volver a utilizarse. Por citar un ejemplo, de acuerdo con Gestión (03.03.2020), 60 mil hectáreas de café fueron abandonadas desde el 2017. La pandemia es una excelente oportunidad para, aprovechando nuestra enorme diversidad de pisos ecológicos, convertir al Perú en una potencia agrícola-ecológica sostenible de clase mundial ¿Cómo lograrlo? Por ejemplo, firmando un acuerdo de gobierno a gobierno con los Países Bajos. Los holandeses son el segundo mayor exportador mundial de alimentos por valor en dólares después de los EE. UU., pero con una fracción del territorio (National Geographic, 2017).
En el caso de la educación, es una vergüenza que en pleno siglo XXI, la mitad de las escuelas públicas del país, 34 mil aproximadamente, no cuenten con los tres servicios básicos: agua, desagüe y electricidad (IPE, 2019). El acondicionamiento y mejora de todas estas escuelas será sin duda alguna una fuente enorme de puestos de trabajo ¿Cómo lograr que ahora sí las escuelas públicas peruanas tengan una infraestructura de clase mundial? Una opción es firmar un acuerdo de gobierno a gobierno con Finlandia, considerado como uno de los mejores sistemas educativo del mundo.
En el caso del sector salud, su situación ya era calamitosa y dramática antes de la llegada de la COVID. Es bochornoso que los gobiernos regionales hayan gastado casi dos mil millones de soles en 14 hospitales que actualmente están inconclusos y paralizados (Ojo Público, 2020). Eso denota corrupción generalizada y una incapacidad técnica inaceptable. Levantar de los escombros al sistema de salud peruano será una labor titánica que generará una gran cantidad de puestos de trabajo ¿Cómo evitar caer en los errores del pasado? Un camino es firmar un acuerdo de gobierno a gobierno con Canadá. De acuerdo con el semanario USNews (21.01.2020), el país del maple tiene el mejor sistema de salud pública del mundo. En el 2014 el gasto total en salud representó 10,9 % del PIB de dicho país, con un gasto sanitario per cápita de 6 073 dólares canadienses (OPS, 2020), muy superior al peruano que ronda un magro 3 %.
A manera de conclusión, la firma de este tipo de acuerdo de gobierno a gobierno no exime al Estado peruano de la responsabilidad de ordenarse administrativamente de una vez por todas. Esto pasa sine qua non, por contar con un servicio civil profesional. Sin un servicio civil profesional no será factible dar el gran salto como país.
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Sobre el autor:
Alonso Cárdenas
Docente de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya