José Koechlin, investigador del Instituto de Ética y Desarrollo (IED) de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, participó en el conversatorio Corrupción y Educación organizado por el Consorcio Ignaciano de Educación (Consigna Educación) y la Universidad del Pacífico. En este evento, se abordó el problema de la corrupción desde lo conceptual y también se analizó cómo enfrentarla desde la educación en ciudadanía.
El especialista explicó que algunos peruanos tienen cierta tolerancia a la corrupción porque a su vez tienen una evidente tolerancia a actitudes inmorales que poco a poco van sedimentando y justificando la corrupción, creando un sistema de sociabilización de conductas inmorales. “Todo proceso de sociabilización tiene gente que se adecua a las normas sociales y culturales; otros que buscan un cambio de las normas sociales y también personas que se rebelan”, indicó.
El investigador del IED precisó que en un contexto en el que alguien cuenta con el poder de monopolizar un bien o servicio y tiene la discrecionalidad para decidir cuánto obtienen los ciudadanos, sumado a un país con transparencia débil, se constituye el escenario ideal para que la corrupción prospere. “La corrupción también se puede definir como el mal uso del poder público con el propósito de obtener una ventaja o beneficio indebido para quien actúa o en favor de terceros”, agregó.
José Koechlin arguyó, que frente a esta situación, combinar los distintos enfoques para luchar contra la corrupción es la mejor alternativa, porque este es un problema complejo que merece muchas perspectivas que permitan aminorar o reducir la corrupción. “El día en que el delincuente con el mayor prontuario policial llegue a la presidencia y no pueda robar un sol, ese día el Perú será otro porque las propias instituciones le pondrán frenos y contrapesos que limitarían su poder”, expresó.