En las próximas elecciones regionales y municipales, 1 de cada 3 electores, en promedio, será un joven. Ello nos permite analizar dos temas centrales: El lugar que ocupan los ciudadanos en tránsito entre la niñez y la vida adulta en la agenda pública y cómo es que las nuevas generaciones ven la política en un país donde solo 16 % está satisfecho con la democracia (Latinobarómetro, 2017).
Los jóvenes representan un desafío para la constitución de una agenda pública. Son percibidos como difíciles de encasillar: no representan el público objetivo de la educación universal (solo 36 % cuenta con educación superior, de los cuales 22 % son universitarios y 14 % estudiantes no universitarios), no son aún una fuerza laboral estable y alrededor de 1.5 millones no estudia ni trabaja. Para los futuros representantes, diseñar propuestas para esta población es un desafío pendiente. Incluso a nivel local, no se piensa en los jóvenes más allá de una población que debe acceder a servicios.
En una breve investigación que vienen realizando los estudiantes de la Universidad Ruiz de Montoya sobre los planes de gobierno presentados por los candidatos a un municipio de la capital, han identificado que las propuestas dirigidas a la juventud están vinculadas a educación, cultura o arte y deporte. Y que, la principal propuesta, es la construcción de lozas deportivas. Más allá de la oferta en infraestructura, los jóvenes demandan espacios para recrearse, sentirse seguros y poder participar de la vida del distrito. Pensar en propuestas para los jóvenes es pensar en alternativas de futuro para ellos lo que implica repensar, como punto de partida, los espacios públicos para su recreación y ocio productivo, las políticas laborales a nivel local y el rol de los municipios en el acceso a educación. Todo eso influye en cómo los jóvenes ven su comunidad y su participación en la sociedad.
La idea común del desinterés de los jóvenes en la política es un mito que debemos desmontar para poder abrir el camino a nuevas generaciones interesadas en participar en el debate de los asuntos públicos. Sin embargo, los datos de los que disponemos datan ya de cierto tiempo. En el 2011, casi 1 de cada 2 jóvenes (48 %) declaraba estar interesado en la política, pero solo 1.2 % militaba en algún partido político. En el actual proceso electoral, ningún candidato a gobernador es joven, solo 3 % de candidaturas a vicegobernador son de jóvenes, 28.5 % a consejero y 42 % a accesitario. Son relegados a espacios de menor visibilidad en la política formal. Es por eso que, siguiendo sus ganas de participar, los jóvenes encuentran en organizaciones no tradicionales una nueva forma de participar y de contribuir a la democracia desde el nivel local.
El reto a futuro que tiene el país es generar el espacio para que los jóvenes existan en la agenda pública, un reto que puede ser un punto fuerte de las agendas de los futuros representantes electos.
Artículo publicado en el diario El Peruano el 22/08/18
Sobre el autor:
Adriana Urrutia
Directora de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya