Con la exposición del historiador, el P. Juan Dejo Bendezú, SJ, dio inicio el ciclo de conferencias Fides y Humanitas: claves para inspirar el presente, organizado en conmemoración de los 450 años de la llegada de los jesuitas al Perú. Explicó los inicios, la evolución y los desafíos de la misión en nuestro país, así como las particularidades de la organización jesuita, la fórmula del instituto, su modo de proceder y la contemplación en la acción, según los indígenas, y su influencia en diálogo intercultural de la fe.
Los jesuitas llegaron al Perú el 28 de marzo de 1568 y se instalaron en lo que sería el Colegio Máximo de San Pablo que luego se convirtió en el centro de operaciones de la Compañía en Sudamérica. El P. Juan Dejo, SJ, oficial de Archivo y Patrimonio de la Curia Provincial Jesuitas del Perú, expresó que la orden religiosa se ha caracterizado por su gran dinamismo, evidenciado no solo en las misiones en diferentes continentes, sino además, por la fundación de colegios.
Desde 1540 surgieron colegios-seminarios enteramente dedicados a la formación de sus miembros, que luego se amplía a estudiantes externos. Implementaron un sistema educativo en base a principios establecidos en 1599 en su Ratio Studiorum. “No existen iglesias de la Compañía que no estén ligadas a colegios”, señaló. Antes de su expulsión en el Perú en 1767 funcionaban 14 colegios jesuitas en: Lima, Callao, El Cercado, Trujillo, Arequipa, Cusco, Pisco, Huamanga, Huancavelica, Santa Cruz, La Plata, Oruro, La Paz y Moquegua.
El historiador explicó que las misiones tuvieron que adaptarse a una realidad distinta a la de España. Se presentaron tres grandes desafíos: dificultad del territorio para poder desplazarse, por lo que, redefinieron el modo de asentamiento jesuita; numerosa población requerida de formación humana y espiritual, lo que llevó a la aceptación de las doctrinas; y el abismo lingüístico. Esto último generó la adaptación del trabajo pastoral a las lenguas locales y vernáculas. Propició la elaboración de gramáticas y diccionarios de lenguas aborígenes. El P. Alonso de Barzana, SJ, llegó a ser diestro en once lenguas.
La población indígena gestó una transformación intercultural en la Compañía de Jesús. Lo indígena es prioritario en el trabajo de los jesuitas en la Colonia e implicaba una valoración de su cultura originaria, explicó el P. Juan Dejo, SJ. Es Antonio Ruiz de Montoya quien estableció un símil entre la experiencia espiritual cristiana de la contemplación, con la espiritualidad indígena. Una conversación con un indio de la reducción de Nuestra Señora de Loreto en el Guayrá le permitió comprender cómo es que Dios se encuentra en todas las cosas, simultáneamente, en acción como en contemplación.
El ciclo de conferencias Fides y Humanitas continuará los siguientes martes, del 15 de mayo al 5 de junio, a cargo de sacerdotes jesuitas y especialistas. La cita es en el auditorio del campus, a las 7 de la noche. El ingreso es libre.