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6 diciembre, 2017

Ética y Estética en los programas de Humanidades y en los Estudios Generales

¿Por qué deberíamos orientar los estudios generales hacia ámbitos claramente humanísticos como la ética pensada, la estética filosófica y la historia del arte? ¿Podemos salir del paradigma académico esencialmente profesionalizador, que reduce las competencias del estudiante al dominio de un conjunto de procedimientos de ejecución productiva? Estas fueron algunas de las interrogantes planteadas por el director del Programa de Humanidades de la Ruiz, Ricardo Falla Carrillo, en el IX Simposio de la Red Internacional de Estudios Generales (Rideg) en la Universidad Nacional de Costa Rica.

Ricardo Falla dio cuenta que para comprender la importancia de la ética se le debe desligar de su concepto ampliamente difundido de manual de buenas prácticas profesionales y una especie de compendio de lo “políticamente correcto”, que solo consideran su dirección normativa dejando de lado su riqueza en cuanto dimensión crítica y cuestionadora. Se trata de un ejercicio de reflexión moral, que obliga al estudiante universitario a tomar como objeto de indagación sus propias ideas (muchas veces asumidas de forma acrítica) sobre los valores que rigen su vida personal y la vida de su sociedad.

Este distanciamiento consciente, gracias al ejercicio ético, le permite al estudiante aprender a construir una idea consensuada de lo moral, asumiendo las características plurales de nuestra cultura, así también le posibilita la ubicación de los valores – que rigen una vida personal –  dentro de un conjunto mayor de perspectivas de vida. “Induce al alumno a considerar otras manifestaciones de la moral humana, diferentes a la suya. La apertura crítica de lo moral nos posibilita a observar nuestras vidas individuales y las vidas sociales, como un constante ejercicio de adaptación a formas cambiantes de la cultura”, explica Ricardo Falla.

Para el filósofo y teólogo también es necesario incluir a la educación estética en los Estudios Generales porque esta nos permite valorar la capacidad inventiva de los seres humanos, tomando en cuenta la relación entre medio natural y el medio social con las ideas (religiosas, éticas, políticas, entre otras) que se desean plasmar en los objetos, los escenarios y las composiciones musicales. Con la estética, el estudiante aprende a descubrir la dimensión simbólica que es propia del arte y esa lectura simbólica la que nos abre a un universo de infinitos significados. “Somos capaces de encontrar una poética en el cosmos, en la evolución de la vida y en la historia humana”.

Considera que la persistencia de las humanidades, como ciencias de lo humano, será fundamental para el mantenimiento y continuidad de la universidad. “Si queremos que la universidad no sea solo un centro de instrucción profesional, debemos mantener el vínculo entre bien y belleza (kalokagathia), indispensable para la epísteme (conocimiento) que nos revela la profundidad del mundo”. Ricardo Falla fue elegido parte del Consejo Editorial de la Rideg que estará a cargo de publicar un libro con las ponencias de los nueve simposios anteriores. La presentación será en la Habana, Cuba, en el 2018, país designado para el décimo simposio.

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