La Escuela de Ciencia Política forma personas comprometidas en cambiar nuestra sociedad para volverla más justa y equitativa. El perfil de quien planea estudiar la carrera debe ser alguien con cierto compromiso por el país que se preocupe por lo que ocurre en los asuntos públicos y que quiera tener algún tipo de incidencia en ellos. Debe ser alguien con capacidades analíticas, de comunicación, de redacción, pero, además, y esto es muy importante, alguien con una cierta sensibilidad social. Así lo explica, Adriana Urrutia, docente de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, quien participó en una entrevista para El Comercio.
Al finalizar los estudios, los egresados habrán logrado desarrollar capacidades, conocimientos y actitudes necesarias para: formular propuestas dirigidas a impulsar los procesos de democratización y el ejercicio de la ciudadanía, analizar los hechos políticos nacionales e internacionales, para diseñar, implementar y evaluar políticas públicas, y en general, para asesorar las funciones propias del gobierno del Estado en sus distintos niveles: nacional, regional y local. Su trabajo se distinguirá por la incorporación de una perspectiva ética y pensamiento crítico en el ejercicio de su profesión.
El campo laboral se está ampliando para los politólogos. Gracias a su formación multidisciplinaria vienen incursionando no solo en el análisis o la actividad política, sino también en las áreas de asesoría, de políticas públicas y gestión pública. La egresada Fabiola Casaretto, compartió su experiencia en la Secretaría de Gestión Pública de la PCM. “Hoy en día, las organizaciones demandan una lectura rápida del entorno para agilizar la toma de decisiones. Se requiere, más que nunca, de profesionales que cuenten con una visión de la realidad nacional y que entiendan que el Estado, más allá de un conjunto de procedimientos y normas, es la institución responsable de atender, entender, satisfacer las necesidades de los ciudadanos y mejorar continuamente en sus prácticas”.
Informe publicado en El Comercio 22/10/2017