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11 agosto, 2017

[Artículo] El sistema de justicia en Brasil

Las democracias en nuestra región tuvieron que recorrer un camino espinoso de más de un siglo para poder conseguir que las elecciones fueran el único mecanismo legítimo de acceso al poder. Los gobiernos elegidos por la voluntad popular eran, con algunas pocas excepciones, apenas breves paréntesis que se cerraban para regresar a una “normalidad autoritaria”. Durante esa larga etapa la ciudadanía, en las contadas ocasiones que podía elegir en las urnas a sus gobernantes, encontraba a su vez severas limitaciones para el ejercicio de sus derechos (en el Perú, por ejemplo, los analfabetos no pudieron votar hasta 1980).

Hemos logrado superar esa inestabilidad y restricciones en el ejercicio de los derechos políticos. Estamos transitando desde hace tres décadas, con la excepción de pocos retrocesos, por la etapa de mayor duración y extensión de democracias conformadas por procesos electorales que se celebran de acuerdo con cronogramas establecidos, sin proscripciones y con resultados que son aceptados por todos los participantes.

Nuestras democracias electorales tienen todavía otros desafíos de magnitud que superar. La corrupción, que ha salido nuevamente a la luz con el caso “Lava Jato” en Brasil, puso sobre el tapete una matriz envenenada que agobia nuestras democracias. El meollo del asunto es la relación tóxica que se ha estructurado entre el poder económico y el poder político sin distinguir entre variantes ideológicas. Es una mancha que, según vemos por las confesiones de los empresarios de Brasil, se ha ido extendiendo hasta cubrir todo. Es la forma que están operando nuestros regímenes con instituciones precarias, controles ineficientes y sistemas de justicia acorralados.

El sistema de justicia en Brasil le ha puesto el cascabel al gato y está desnudando las miserias que corroen nuestras entrañas institucionales. Los avances que se han dado responden a un liderazgo de procuradores y jueces que lograron construir autonomía e independencia en el marco de un vasto y extenso sistema federal. La policía federal ha sido otro actor que con apoyo político logró también crear un brazo institucional con cierta independencia, que logra investigar al poder político debido a la tecnología que dispone, pero también porque incorpora entre sus filas funcionarios a través de diversas pruebas de idoneidad. La otra pata de la mesa la conforma un periodismo muy activo y decidido en sus investigaciones y denuncias.

El ejemplo de Brasil debería profundizar en nuestros países un debate acerca de cómo fortalecer nuestros sistemas de justicia para blindarlos ante esa compleja matriz en la que se coluden el poder económico con el poder político en perjuicio de la ciudadanía.

Artículo publicado en el Diario Oficial El Peruano 31/07/2017

Sobre el autor:

Santiago Mariani

Docente de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya

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