“Análisis y gestión de políticas públicas” es un texto clásico de Ciencia Política publicado en el 2008. En él, el catalán Joan Subirats y otros autores nos explican temas de gobernanza, gestión y políticas públicas. Hay una sección que me parece muy relevante para explicar algunas decisiones que se han tomado desde el gobierno en el contexto de la pandemia.
Subirats identifica tres paradigmas que han dominado la Ciencia Política Contemporánea, el primero es “institucionalista tradicional”, que sostiene que las reglas formales determinan las decisiones individuales y colectivas. Vale decir el comportamiento de la sociedad gira entorno a la formalidad de las reglas constitucionales. El segundo es el “paradigma behaviorista” que postula que los roles sociales, las normas informales y los valores personales determinan el comportamiento. Desde este enfoque, las estructuras institucionales formales no son determinantes en la formación de las preferencias individuales.
El tercer paradigma, el “neoinstitucionalista”, dilucida que las instituciones y los actores se influyen de manera recíproca. Bajo este enfoque, los individuos están “atrapados” en reglas formales e informales que determinan su conducta. La palabra clave bajo el neoinstitucionalismo, a mi entender, es multicausalidad.
Entonces llegamos al Perú de la COVID19, y notamos cierta evolución de las decisiones del gobierno para controlar la enfermedad y ganar tiempo para que el sistema de salud no colapse. En un primer momento asistimos a una serie de medidas que podrían calificarse como institucionales formales de carácter jurídico. En ellas el gobierno dictó medidas excepcionales como los aislamientos sociales obligatorios, el cierre de fronteras y la suspensión de vuelos. Estas medidas fueron muy bien recibidas por la comunidad científica nacional e internacional, ya que eran las acertadas para salvar vidas y comprar tiempo.
Sin embargo, una segunda etapa hizo mucho más visible las dificultades para sostener esas primeras medidas de carácter formal. Gran parte de la sociedad y los individuos están alejados de los sistemas formales estatales y se rigen por estructuras institucionales informales. Las necesidades y dinámicas de estos sectores informales dificultaron la ejecución de la primera fase y le significaron al gobierno mayores desafíos.
Es así que llegamos a una tercera etapa que podríamos calificar de neoinstitucionalista. El gobierno convoca a una serie de expertos e investigadores de las ciencias sociales para que sirvan como intérpretes entre las normas informales que determinan el comportamiento de los individuos y las reglas constitucionales. La apuesta es que estos científicos sociales concilien reglas institucionales formales e informales con el comportamiento individual. Es una medida estratégica para incrementar las posibilidades de éxito de las políticas contra la COVID-19. Esperemos que así sea.
Artículo publicado en el Diario Oficial El Peruano el 14/05/2020
Sobre el autor:
Alonso Cárdenas
Docente de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya