Después de 18 años se hizo entrega de las 280 hectáreas de terreno para ampliar la capacidad del aeropuerto Jorge Chavez. Permitirá contar con dos pistas de aterrizaje y así atender la demanda que va en incremento (hoy transitan 23 millones de pasajeros al año, en el 2030 la cifra será de 40 millones, según el Mincetur). Este acto es muy importante porque la tendencia es el crecimiento sostenido del ingreso de flujo turístico, lo cual es insostenible con una sola pista de aterrizaje. Sin embargo, el reto como país no es solo la pista de aterrizaje, sino la mejora en todo el sistema turístico.
Esta pista debe ser un reto para la planificación turística con una mirada territorial entendiendo que parte de la elección del destino pasa por la buena conectividad, imagen y reputación. Sin embargo, para que la experiencia sea positiva debe estar integrada con otros elementos transversales como: seguridad, limpieza, servicios de transporte públicos, señalética; y otros elementos turísticos como: centros de interpretación, productos turísticos articulados y servicios de calidad. Es innegable el caos con el que se encuentra el turista dando el primer paso al salir del aeropuerto, o las filas de personas que esperan turno por más de una hora para abordar el bus que sube a Machu Picchu desde Aguas Calientes.
Considerando los principios del turismo sostenible la experiencia debe ser positiva tanto para los turistas como para las comunidades anfitrionas. Por ello, la infraestructura no debe limitarse al turismo, sino debe tener como primer objetivo mejorar la calidad de vida del poblador local. Por ello, el concepto de “ciudad aeropuerto” debe estar integrado a las dinámicas sociales, territoriales y económicas del destino.
La sostenibilidad también ejerce un rol importante como elemento decisor del viaje, cada vez más viajeros valoran este aspecto al momento de elegir el destino para sus vacaciones. Este es un tema pendiente en agenda del país como destino turístico considerando que nuestro principal atractivo tiene problemas de manejo de residuos sólidos, contaminación de sus fuentes de agua, ruptura de la armonía paisajística y poco respeto al ambiente.
Por último, el imaginario de ciudad lo construimos entre todos trabajando y asumiendo compromisos para lograr la ciudad que queremos. Aquella que genere identificación al vecino y admiración al visitante.
El turismo es más que sólo servicios y el reto de crecer también implica la responsabilidad de hacerlo de forma planificada, sostenible y con el compromiso de todos los actores. La academia, los gremios, los colectivos sociales, y el sector público trabajando de forma articulada para lograr una experiencia positiva en visitantes y anfitriones.
Artículo publicado en el diario El Peruano el 21/11/18
Sobre el autor:
Rocío Lombardi
Jefa de la carrera de Turismo Sostenible de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya