Quiero màs
informaciòn
2 noviembre, 2020

[Artículo] César Bazán: La COVID-19 y las habilidades socio-emocionales

    La COVID-19 es un problema social. La educación y el nivel socioeconómico son factores protectores frente a esta pandemia. Para notarlo, reparemos en la siguiente cifra, solo el 15.1% (Sinadef) de aquellos que fallecieron por esta enfermedad contaban con estudios superiores. Y si tenemos en cuenta que solo el 33.3% (INEI, 2017) de la población nacional llegó a estudiar en un instituto o universidad, entonces podemos evidenciar que solo un grupo contó con esta protección adicional. 
Para afrontar mejor la pandemia, convendría complementar el enfoque clínico y militar (denominado así aquel enfoque que concibe a la pandemia como una situación de guerra con un enemigo externo al cual combatir) con el de los determinantes sociales de la salud. Ello nos permitirá evidenciar las necesidades y soluciones varían según grupo de riesgo. Por ejemplo, en nuestro país: 100.000 personas están privadas de su libertad, 4 millones no tienen agua potable en casa y, por sobrepeso u obesidad, 22,4 millones podríamos experimentar un cuadro grave.
La pandemia es también un problema emocional. En cuarentena, siete de cada diez peruanos sintieron angustia. También duele que un tercio de nuestra población sienta que la situación económica de su familia está retrocediendo.
Después de más de 33.500 compatriotas caídos, es natural sentir miedo. Y, en ese sentido, recordemos que uno cambia su comportamiento cuando se siente capaz de lidiar con la amenaza y, sobre todo, cuando la entiende. De no ser así, experimentamos un sesgo de optimismo. Es decir, nos creemos inmunes ante las desgracias. Además, ante emociones fuertes, solemos ignorar información numérica.
Ante las difíciles situaciones que afrontamos es muy importante que conectemos emocionalmente con nuestros hijos y estudiantes. Contémosles qué no es la primera vez que el país enfrenta situaciones muy complicadas, contémosles cómo sobrevivimos y qué aprendimos. Y al no habernos preparado mejor, arranquemos esa conversa con un sincero “lo siento”. 
Al prevenir la COVID-19 conviene dejar atrás la retórica militar de la que hablamos al principio. Aunque la intención es buena, eso es innegable, con esa analogía contagiamos estigma a los pacientes y desesperanza a sus familiares. 
Hoy más que nunca toca empatizar y co-crear soluciones públicas con distintos perfiles de ciudadanos para: promocionar la salud, evaluar con qué protocolos y sistemas de monitoreo volveremos a la educación presencial y promover las habilidades socio-emocionales (Ej. autocontrol, autoconcepto y cooperación) en la escuela, los medios y las redes sociales porque nos permiten regular nuestros pensamientos, emociones y comportamientos. Sumémonos a iniciativas que articulen y promuevan la salud mental y el bienestar emocional en nuestro país. Y en casa, esforcémonos por desarrollar resiliencia y gestionar la incertidumbre. 

 

Artículo publicado en el Diario Oficial El Peruano el 29/10/2020

Sobre el autor:

César Bazán

CEO de i4d e Integrante de la Comunidad de Práctica en Habilidades Socio-emocionales (iniciativa de UNESCO Perú, la Universidad Antonio Ruiz de Montoya y la Universidad de Notre Dame).

Compartir esta noticia:

Últimas noticias

Cerrar