La llegada de internet ha trasformado todos los aspectos de la sociedad. Antes, la información estaba almacenada en los libros o bibliotecas; hoy en día, está a solo un clic, posibilitando acceder a un sinfín de información. Si no se manejan criterios y estrategias, se puede generar una sobrecarga informativa, lo que ha venido a llamarse infoxicación, que no es más que la dificultad que una persona puede tener para comprender un problema y tomar decisiones a causa de un exceso de información (Toffler, 1970).
Cuando apareció, el concepto de infoxicación hacía alusión al impacto de los medios de comunicación tradicionales en la sociedad; actualmente, en la era de la Web 2.0, este sigue vigente (O´Really, 2005): cualquier persona desde cualquier lugar del mundo puede publicar en internet, generando una abundancia de información debido a la alta cantidad y velocidad de contenidos y recursos (de buena y mala calidad) que se publican en la Web. Diariamente, por minuto se estima que se pueden estar publicando más de un millón de contenidos nuevos, generados por una gran cadena de noticias desde su portal, un youtuber de 14 años o un docente a través de su blog.
Ante ello, nos vemos en la necesidad de desarrollar nuevas competencias que nos ayuden a gestionar las fuentes y su contenido. Se trata de evitar la sobresaturación de información, que limita la posibilidad de comprender las fuentes indagadas, así como la calidad y utilidad de las mismas. La toma de decisiones frente a problemas que necesitan ser comprendidos y examinados se vuelve insostenible si la persona no aplica estrategias para el manejo de la información. Por ello, Weller (2011) denomina a esta época “la era educativa de la abundancia”, esto implica el desarrollo de habilidades de búsqueda, selección, recuperación y análisis de información. En ese sentido, los espacios de formación tienen el reto de generar en los estudiantes competencias que les permitan ser eficientes en la gestión de la información.
Ante esta realidad, las instituciones educativas de todos los niveles y modalidades tienen el reto de desarrollar competencias digitales, que garanticen la formación de ciudadanos críticos y responsables en el manejo de la información. Pero, ¿realmente estamos preparados para asumir este reto?, ¿contamos con políticas en educación que promuevan una cultura digital en las instituciones educativas?, ¿contamos con la infraestructura adecuada?, ¿contamos con el personal capacitado? Se sabe que se han realizado esfuerzos, aunque estos parecen insuficientes ante la magnitud del reto. En ese sentido, ayudaría levantar lecciones aprendidas de experiencias significativas en el Perú, revisar algunas experiencias exitosas de otros países en la región, que permitan nuevos aprendizajes y mejores implementaciones de las políticas para promover cambios y resultados en la formación de nuestros ciudadanos.
Artículo publicado en el Diario Oficial El Peruano el 30/07/2019
Sobre el autor:
María Alejandra Torres
Docente de la Escuela de Educación de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya