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7 septiembre, 2020

[Artículo] Mario Roncal: Las empresas ante la COVID-19

  Cuando se habla de la primera línea de combate, hoy aplaudimos a enfermeras y médicos, policías y FF. AA., bomberos y todos los organismos sociales que apoyan a muchas personas que han caído víctimas de la COVID-19 o han perdido toda posibilidad de ingresos. A este grupo debemos sumarle el soporte económico que hoy genera la posibilidad de que el Estado pueda sostener económicamente un país que dejó de producir durante tres meses, lo ha aportado directamente quien invierte y arriesga para que hoy el 25 % de la población económicamente activa, tenga un trabajo formal: la empresa privada.

Desde hace mucho tiempo y pese a las vicisitudes del complicado entorno en el que se han manejado por años las empresas, siempre han estado en la primera línea. Por cierto, no todas han salido tan airosas y vemos cómo nos abandonan inversiones como la del Grupo Cencosud con la salida de París Perú, que esperemos que cuando esta pandemia termine regrese al Perú.

También nos toca analizar a las que, dando un giro de 180 grados, reconvirtieron su producción para cubrir la demanda de nuevas necesidades del mercado como la seguridad frente al COVID 19, diseñando, confeccionando o importando productos destinados al cuidado y protección de la salud. Hemos visto la creatividad e inventiva de los peruanos diseñando respiradores de oxígeno, máscaras respiratorias y hasta posibilidades científicas a favor de la búsqueda de una vacuna.

Lo más destacable es la velocidad con que muchas empresas, grandes, medianas y pequeñas que podían ofrecer productos y servicios permitidos durante la cuarentena han generado ventas a través de internet.  Según la Cámara de Comercio de Lima han aumentado en un 50 % de acuerdo al artículo publicado por RRP en su web el 17 de junio, en el que se indica además que entre abril y mayo el e-commerce creció un 240 %.

Asimismo, vemos el apoyo del empresariado peruano en acciones de responsabilidad social, donando alimentos, artículos de protección personal, respiradores artificiales y otros a instituciones del Estado o generando servicios de apoyo a la población más vulnerable. Ejemplo tangible el de CREDICORP con Wally-Ecommerce, una herramienta que busca digitalizar a 5,000 pymes afectadas.

Cuando vemos que el Estado ha puesto a disposición de las empresas, créditos blandos para que puedan sostener los ingresos de sus colaboradores y no colapsar, imaginémonos qué hubiera pasado si en estos últimos años, las mismas que hoy reciben, no hubieran aportado sus impuestos; hoy el país no tendría cómo sostenerse, ni cómo articular medidas para enfrentar la pandemia.

Es el Estado el que ha demostrado en esta pandemia, lo lejos que se encuentra como órgano gestor y ejecutor de responsabilidades como el de la salud de todos los peruanos, las obras de saneamiento para acceder al agua potable y electricidad, y sin ir muy lejos, lo que nos permite integrarnos al aparato productivo o alejarnos de él: la educación. El apoyo que debería buscar el Estado en la empresa privada podría permitir mejorar muchos de los problemas de fondo que hoy aquejan a nuestro país. Pensemos en grande y abramos las puertas a las nuevas ideas y propuestas sólidas.

Miremos hoy a los empresarios formales de todos los niveles como los forjadores de un camino que el Perú debe recorrer en su crecimiento sostenible, dando prosperidad no sólo a las familias que a su vez colaboran con el país mediante sus impuestos, sino aportando directamente al Estado para que este hoy pueda invertir y generar apoyo social como lo viene haciendo.

 

Artículo publicado en la edición 112 Revista Stakeholders – Huella de Carbono

Sobre el autor:

Mario Roncal

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