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25 octubre, 2018

[Artículo] Por una ciudad con salud mental

       Aunque aún es poco frecuente preguntarnos por nuestra salud mental tanto individual como comunitaria, sabemos que los gobiernos regionales y locales pueden y deben hacer mucho al respecto; la planificación y el diseño de nuestra ciudad contribuyen en gran medida a nuestro bienestar y a la salud mental percibida. Independientemente de quienes han sido elegidos como gobernadores, vicegobernadores, consejeros regionales, alcaldes y regidores municipales, tendrán la responsabilidad de contribuir a la mejora de nuestra calidad de vida y, como parte de ella de la salud mental.

Al desinterés público por la salud mental se suma que los ciudadanos somos poco conscientes del valor del espacio público y del entorno en el que vivimos. El diseño de nuestras ciudades puede contribuir al reforzamiento de los lazos comunitarios, a generar un mayor sentido de pertenencia,  a reducir el estrés  y  tener un mayor bienestar psicológico.

Una ciudad  y un barrio caminable permiten generar un mayor sentido de comunidad a partir de la interacción social. Como peatones que disfrutan el espacio público todos somos iguales, se reducen las diferencias, lo que puede dar paso a una mayor cohesión social.  A través de los espacios de encuentro se pueden generar importantes lazos comunitarios. Ello contribuirá a reducir el conflicto y, por tanto, a disminuir posibles consecuencias como la ansiedad o el estrés.

Por su parte, la carencia de áreas verdes cercanas, la congestión vehicular, la contaminación atmosférica, sonora o lumínica, nos afectan tanto física como psicológicamente. Diversos estudios han mostrado que la transitabilidad y la biofilia contribuyen a la sensación de bienestar y a la mejora de la salud mental de las personas y las comunidades. El acceso a áreas verdes cercanas contribuye a reducir la fatiga y el cansancio mental. Lima cuenta con espacios así, pero son pocos los ciudadanos que tienen acceso a ellos debido a que los beneficios no están distribuidos de manera equitativa en el territorio.

La desigualdad en cuanto a seguridad, salud, áreas verdes o espacios públicos en el Perú es alarmante. Estas inequidades son una injusticia que genera desesperanza, frustración, estrés y discriminación. Reducir esa desigualdad y generar condiciones urbanas que permitan una mayor calidad de vida, bienestar y salud mental es responsabilidad de las nuevas autoridades elegidas.

Así, será importante que se fomente la creación y recuperación de espacios públicos inclusivos, especialmente para aquellas poblaciones más vulnerables como las niñas, los niños, los adolescentes, las personas con discapacidad y los adultos mayores. Garantizar que las calles y espacios públicos sean espacios seguros y de disfrute para todas y para todos.

Pero esta tarea no es únicamente de las autoridades elegidas si no también de la ciudadanía que debe participar activamente proponiendo, exigiendo, supervisando, cuidando y disfrutando del espacio público de la ciudad.

 

Artículo publicado en el diario El Peruano el 25/10/2018

Sobre el autor:

María Eugenia Maguiña Lorbés

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