En épocas modernas, el valor del tiempo está relacionado a la “productividad”. Por ello, la manera cómo lo medimos se ha reducido a cuán productivos somos en un periodo que se mide en segundos, minutos y horas a lo largo del día. Según el sociólogo y escritor Alvin Toffler, los campesinos, acostumbrados al tiempo de las tareas agrícolas, debían ser educados en la puntualidad, la obediencia y el trabajo mecánico y repetitivo para que la industria y la fábrica sean exitosas. El tiempo personal o familiar paso a ser útil solamente para la recuperación y la continuación, al día siguiente, del trabajo “productivo”. De esta manera, el tiempo del trabajo como capital, es acelerado, esclavizante y nos desborda cada vez más. Pero ¿cómo se medía el tiempo en las sociedades prehispánicas? y ¿qué significados tenía?
El complejo arqueológico Chankillo, ubicado en el valle de Casma (Ancash), estudiado en los últimos años por el arqueólogo Iván Ghezzi, nos puede enseñar una manera de medir el tiempo en el Perú antiguo. Chankillo es un centro ceremonial-administrativo-astronómico construido y ocupado entre el 500 a.C. y el año 0. Este sitio presenta varios sectores como la Fortaleza y las 13 torres de piedras que están ubicadas sobre la cresta de una colina. A través de estas torres, se estudiaban las salidas del sol a lo largo del año, especialmente los solsticios de junio y diciembre, que son vistos desde un lugar central de una plaza que se encuentra en una zona abierta.
Para los pobladores de Chankillo, como para otras sociedades agrícolas, el tiempo se medía en calendarios cíclicos, ya que las distintas labores como el riego, la siembra, la poda, entre otros, están íntimamente relacionadas con los movimientos del sol, los cambios lunares y otros cuerpos celestes. También determinaban los eventos rituales que realizaban. Además, estas torres proyectan sombras durante el día que iban marcando el recorrido diario del sol. Así, el valor del tiempo se medía no sólo por la producción individual, sino por el logro colectivo y, para ello, era necesaria la construcción de relaciones sólidas con los parientes, otras comunidades y las deidades.
Según el geógrafo David Harvey, las maneras cómo las sociedades miden el tiempo reflejan poderosos mensajes sociales. De esta forma, en el tiempo contemporáneo, la persona “disciplinada” en su día de trabajo, es la que es capaz de ignorar sus otras necesidades humanas y la solicitada por las organizaciones que buscan “productividad” a todo costo.
Ojalá, que los peruanos y peruanas de hoy, tengamos tiempo y recursos para viajar por nuestro territorio con nuestras familias, conocer su complejo presente y pasado, contemplarlo, apreciarlo y, mirando las 13 torres de Chankillo y el cielo, tomarnos el momento para entender que el valor del tiempo tiene distintas dimensiones.
Artículo publicado en La República el 27/07/2021
Sobre el autor:
Sofía Chacaltana Cortez