Una semana después de la segunda vuelta de las Elecciones Presidenciales del Perú 2021, la comunidad de San Antonio de Quirimán, ubicada en la provincia de Yauyos, se ha organizado para bailar la Danza de las Pastoras de Allauca, al pie de la laguna Piquecocha en Huancaya (otro distrito yauyino). Ellos están grabando un video para postular al concurso “Arte al Bicentenario” del Programa Bicentenario; y como manda la costumbre, los padrinos han llevado bebidas y se han hecho cargo de la comida para los danzantes, los músicos, los camarógrafos y los visitantes.
Mientras tanto, en la provincia de Lima y del Callao, los votantes de los candidatos Pedro Castillo y Keiko Fujimori salen en marchas cada vez más violentas, extremando los insultos de uno y otro lado, amenazando a las autoridades electorales, cada uno convencido que el otro candidato va a destruir el país, llevándonos a la debacle económica y moral. Y, las familias y amigos se están separando a causa de estas posiciones.
¿No están preocupados los yauyinos por el momento político? ¿Acaso tienen menos acceso a los medios de comunicación y, por eso, están menos interesados en la situación política actual?
Por el contrario, la comunidad de San Antonio de Quirimán está participando en el concurso gracias al acceso a internet (que si bien es limitado no es nulo). Además del equipo de camarógrafos que graba con cámaras profesionales y un drone; los y las jóvenes graban la danza con sus celulares y tablets, y se comparten las fotografías por WhatsApp para publicarlas en sus páginas de Facebook y otras redes sociales, por las cuales están conectados al mundo.
Los comuneros y las comuneras tampoco están desinteresados del ambiente político; entre risas y bailes, hacen hurras por los candidatos, discuten intensamente sobre la política nacional y se bromean entre ellos.
Entonces, ¿no sienten ese miedo a la catástrofe apocalíptica que podría asolar a todo el Perú?
Las respuestas son muchas; históricamente la institucionalidad política no ha atendido los problemas básicos de sus familias, por lo que las comunidades han tomado acuerdos; como, por ejemplo, cerrar sus puertas al turismo para protegerse de los contagios de la COVID – 19 que traen los turistas o foráneos. En este caso, si uno u otro candidato les reconoce algo, ya será una ganancia para ellos de la que no dependen y tampoco esperan.
Por otro lado, las “campañas de comunicación” que apelan al miedo y al terror de ambos lados no están dirigidas a ellos ni ellas, los grandes medios de comunicación no les hablan y, por lo tanto, no están bombardeándolos con mensajes apocalípticos.
Quizá seamos los provincianos de Lima Metropolitana, quienes debamos aprender a discutir alturadamente de política como los limeños y las limeñas de Yauyos, Oyón, Huaura, Huarochirí, Huaral, Cañete, Canta, Cajatambo, Barranca o los peruanos de las más de 190 provincias que tiene nuestro país, entre bromas, danzas, alegría, en familia y en comunidad.
Artículo publicado en La República el 15/06/2021
Sobre el autor:
Sofía Chacaltana Cortez