Sería un grave error desdeñar o ignorar a los peruanos en el extranjero ¿Cómo se llevará a cabo la elección en el extranjero? ¿El coronavirus reducirá o incrementará la participación de los votantes?
Las recientes encuestas señalan dos cosas claras, la primera es que el candidato George Forsyth sigue liderando las preferencias, aunque estancado. La segunda es que hay un pelotón de hasta seis candidatos que se encuentran en empate técnico, por el margen de error de los sondeos que es +/- 2.8%. La altísima fragmentación del sistema de partidos peruano promueve esta situación, por ende con muy pocos votos se puede acariciar una segunda vuelta, o en su defecto hasta perder el registro.
En consecuencia se debe poner atención a todos los votos en disputa, especialmente aquellos que las encuestas no logran medir y que pueden hacer la diferencia en unos comicios tan ajustados, me refiero al voto en el extranjero.
Es importante recordar que de acuerdo con el INEI (2018), 3 millones 165 mil peruanos radican en el exterior, lo que representa al 10% del total de la población. De ese universo, 46,3 % eran jóvenes al momento de salir del país, es decir, tenían de 20 a 39 años. De igual forma, INEI identifica que por nivel educativo, el 42,2 % de los connacionales en el extranjero tienen estudios superiores, el 23,4 % educación superior universitaria, 18,0 % superior no universitaria y 0,8 % estudios de postgrado. A su vez, según el Banco Central de Reserva del Perú, en el 2018 las remesas totalizaron US$ 3 mil 225 millones de dólares, cifra superior en 5,7 % en comparación con el año 2017. Es importante subrayar que las remesas representan una fuente vital de divisas para el país, luego de la minería y el turismo.
En relación con su importancia para el proceso electoral, es relevante enfatizar que para las elecciones extraordinarias del 2020, estaban habilitados para votar 974,230 ciudadanos que residen fuera de nuestras fronteras, según informó la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE). De ese universo, el 81% de los votantes se concentra en cinco países: Estados Unidos (304,860), España (145,804), Argentina (141,566), Chile (113,083) e Italia (92,020). Es importante recalcar que el distrito electoral peruanos en el extranjero es el más grande del país, superando a San Juan de Lurigancho que tuvo el año pasado 696 mil 861 electores hábiles.
Ante el escenario de la más alta fragmentación electoral de nuestra historia, el bolsón de votos que significan los peruanos en el extranjero puede marcar la diferencia. Por citar un ejemplo, en la primera vuelta del 2016, votaron 472 mil 027 electores, vale decir el 53.34% del total de los inscritos. Si nos enfocamos solamente en los cinco países previamente mencionados, en Estados Unidos votaron 119,818 connacionales (43.11% del total), Argentina 76,980 sufragios (60.40%), Chile 73,185 votos (73.21%), España 66,708 asistentes (52.02%) e Italia 55,607 votos (66.16%).
Sin embargo surgen algunas interrogantes en un contexto de pandemia. España, Italia, Estados Unidos y otros países donde se concentran gran número de connacionales están sufriendo los embates del coronavirus ¿Cómo se llevará a cabo la elección? ¿Qué han señalado las autoridades de dichos países? ¿El coronavirus reducirá o incrementará la participación de los votantes? Por un lado es imaginable que el porcentaje de votos se reduzca por temor al contagio, o por las distancias que se deben recorrer para llegar a un centro de votación. Pero por otro, muchos connacionales están sufriendo crisis económicas y desempleo en los países de destino, y por ende buscan algún apoyo de su país de origen, por lo que su interés en la política podría acrecentarse.
Finalmente, en relación con los candidatos, sería un grave error desdeñar o ignorar a los peruanos en el extranjero. En la elección más ajustada, fragmentada y volátil de nuestra historia, todo voto cuenta. Es preponderante que los partidos políticos diseñen y difundan una plataforma atractiva para nuestros connacionales, por ejemplo en materia de servicios y protección consulares, remesas, reconocimiento de grados y títulos académicos, pensiones, facilidades de retorno, mejora en el acceso a créditos en el sistema financiero nacional y a otras políticas que brinda el Estado.
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Sobre el autor:
Alonso Cárdenas
Docente de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya