La respuesta es no. El Estado peruano no necesita una línea área de carácter estatal, sino una de carácter público. Revisemos las razones.
Hace pocos días, la Comisión de Transportes del Congreso de la República aprobó el Proyecto de Ley 6153/2020-CR, donde se declara de interés nacional la creación de una aerolínea peruana al Bicentenario. De acuerdo con el documento, se pretende que el MEF financie el capital inicial con 75 millones de dólares, repartidos en un número equivalente de acciones que serán pagadas por la totalidad de las 25 regiones que hay en el país.
Sobre este aspecto, más allá de aspectos legalistas y formales, el Coronavirus ha dejado varias lecciones que quisiera destacar.
Una primera lección es humanitaria, ante desastres de gran magnitud o emergencias globales, el Perú no tiene los medios para repatriar a sus ciudadanos de prácticamente ningún lugar del mundo. Como sucedió en los amaneceres de la pandemia, dependíamos de la buena voluntad de otros países para la retornar a nuestros connacionales, un hecho que sin lugar a dudas debe corregirse.
Una segunda lección es logística, hemos visto con envidia cómo Argentina utilizando su línea de bandera vuela a Rusia sin problemas. De igual forma Chile va, sin mayor inconveniente, a China por sus inyectas. México, a su vez, está en capacidad para transportar sustancias activas para la elaboración de vacunas. Nuestra precaria realidad indica que perdemos días valiosísimos, que se traducen en vidas, negociando con compañías especializadas, debido a que el Estado peruano carece de capacidades para hacer los traslados por sí mismo.
Una tercera lección es el apoyo del Estado. Las dificultades son de tal dimensión que varias empresas dependen de los recursos del Estado para poder sobrevivir. Un ejemplo emblemático es Lufthansa; su crisis era de tal magnitud que Angela Merkel tuvo que rescatarla con 9 mil millones de euros. El acuerdo estipula que el Estado alemán es ahora el principal accionista de la empresa. En América Latina, la chilena Latam, la colombiana Avianca y la mexicana Aeroméxico se han acogido a la ley de bancarrotas, por lo que necesitan del apoyo de sus respectivos Estados para sobrellevar esta crisis.
Un cuarto aspecto a considerar tiene que ver con la dimensión estratégica y hasta de seguridad nacional. ¿Qué pasaría en el Perú si Latam efectivamente quiebra y deja de volar? Este escenario, ante las actuales circunstancias ya no es descabellado. Sería el acabose ya que la citada empresa prácticamente ejerce el monopolio en el mercado nacional.
Un quinto aspecto a considerar es la era postpandemia. La llegada de turistas es clave para revivir al turismo, uno de los sectores más golpeados por la pandemia. Juan Stoessel, CEO de una de las cadenas hoteleras más importantes y grandes del país ha señalado acertadamente que: “la competencia internacional será agresiva a niveles inéditos, para captar visitantes”. Nuestros principales competidores, Chile, Colombia, Argentina y México, todos tienen línea área propia y obviamente van a preferir llevar agua a su molino ¿Cómo hacemos nosotros? ¿Dependeremos una vez más de la buena voluntad?
Dicho todo esto ¿Es una buena idea para el Perú contar con una línea aérea estatal? Desde mi punto de vista, la respuesta es no. La institucionalidad política está en una situación tan calamitosa y endeble que en las actuales circunstancias sería tirar la plata al río, dado los niveles de corrupción, informalidad, y pobrísimas capacidades de gestión.
Desde mi perspectiva, el Estado peruano no necesita una línea área de carácter estatal, sino una de carácter público ¿Cuál es la diferencia entre lo estatal y lo público? Luis Aguilar Villanueva (1991) en un texto revolucionario señala que lo primero tiene que ver con viejos patrones de gobierno, vale decir lo políticamente anquilosado, el gasto masivo, la sobrerregulación, la burocratización, la discrecionalidad y el déficit fiscal. Mientras que lo segundo se enfoca en mejorar la toma de decisiones mediante la incorporación de la ciencia y los datos. Significa equipos multidisciplinarios, análisis de contexto, orientación a problemas, intervención científica en los procesos de deliberación, enfatizar a las poblaciones vulnerables, entre otras.
Empero, dada la coyuntura sanitaria tan delicada que vive el país, no se entiende la razón por la cual el Estado no compra uno o dos aviones modernos de gran capacidad para el traslado de las vacunas. Recordemos que se necesitarán alrededor de 50-60 millones de dosis. Esos aviones después deberán ser administrados por las Fuerzas Armadas, para contar con mayor capacidad logística en caso de futuras tragedias de escala planetaria.
A manera de conclusión, el Estado peruano no está en condiciones, por su endémica debilidad, de sostener una nueva aventura como una línea aérea. En el inmediato plazo se requiere adquirir aviones modernos para el traslado de las vacunas. En el mediano plazo, urge un cambio de 180 grados, una refundación, la creación de un Estado con sentido público, para poder servir mejor a sus ciudadanos.
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Sobre el autor:
Alonso Cárdenas
Docente de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya