23 abril, 2020

[Artículo RPP] Rossana Mendoza: No es una, son dos pandemias

El COVID-19 nos ha aislado. El Gobierno despliega una serie de medidas para que miles de familias enfrenten este desafío. Sin embargo, hace falta prestar mayor atención a la otra pandemia, esa que nos mata en nuestra propia casa sin distinción de edad. Aquí proponemos algunas medidas para combatir también el virus de la violencia intrafamiliar.

Para muchas familias la cuarentena, aunque incómoda, se ha convertido en una oportunidad para reencontrarse consigo mismo y con los suyos, han fortalecido lazos de afecto y comunicación y hace posible desplegar otras habilidades poco exploradas hasta entonces. Para otras familias la cuarentena es un suplicio porque las mujeres de esos hogares viven violencia intrafamiliar y al cerrar la puerta el perpetrador se ha quedado adentro.

Marisa Glave, excongresista de la República, nos dice que vivimos dos pandemias, la del COVID-19 y la violencia contra las mujeres. En lo que va la cuarentena han ocurrido 3 feminicidios (Callao, Junín y Arequipa), 43 violaciones en los primeros 15 días de las cuales 27 son niñas. El personal de Línea 100 del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables- MIMP han recibido 7133 llamadas durante los primeros 20 días de la cuarentena, constatando que la violencia va en aumento con más de 350 llamadas de auxilio al día.

Por eso indigna saber que quienes ejercen violencia contra las mujeres en estos momentos de pandemia podrían incluso detentar un cargo público y valerse de su poder para hacer daño. Hemos sabido del caso que involucra al alcalde de Canchis en un proceso por tocamientos indebidos contra una joven que buscaba empleo y que, por lo pronto, el juzgado penal de Canchis declaró infundado el pedido de prisión preventiva porque no se halló elementos de convicción. Estaremos atentos al desarrollo de este caso en las próximas semanas.

Miles de servidores públicos están trabajando incansablemente para cuidarnos y proteger nuestras vidas contra la pandemia de la COVID-19, pero los trabajadores que están en la primera línea contra la pandemia de la violencia merecen nuestro reconocimiento: 200 operadoras de la Línea 100, personal de los servicios de atención urgente –SAU que salen a atender a las víctimas de Lima y Callao, así como los equipos interdisciplinarios itinerantes de emergencia (EIIU) en las provincias. Pero no es suficiente. Proponemos cuatro medidas que pueden implementarse contando con la buena voluntad política que el presidente Vizcarra, la ministra Montenegro y el ministro Morán han demostrado: 1) Ampliar el número de equipos interdisciplinarios de atención con el personal de todos los Centros de Emergencia Mujer y de las Defensorías Municipales de Niños y Adolescentes (DEMUNAS) contando con los vehículos de ministerios y gobiernos regionales y locales, 2) Habilitación de más casas refugios en cada distrito de Lima y Callao y en cada provincia, 3) Detención inmediata de los agresores y 4) Reporte diario de llamadas a Línea 100, casos atendidos y número de agresores detenidos a nivel nacional como parte de las comunicaciones que hace el presidente en señal abierta.

El virus de la violencia intrafamiliar arrasa con las mujeres sin distinción de edad, va en aumento, daña física y psicológicamente, y mata también. No viaja por el aire, está instalado hace siglos en la sociedad, y ahora aprovecha de la cuarentena para agredir a las mujeres cautivas. Por ello, también consideramos importante que cada eslabón de la justicia tenga en cuenta la multiplicidad de factores que hacen imposible contar con las pruebas tradicionales que den cuenta de hecho execrables. Si un eslabón del sistema de justicia falla contra las víctimas de violación, está diciéndonos que pueden violarnos impunemente. Nuestro presidente cuenta con

nuestra confianza y muchos dirán que ya tiene suficientes preocupaciones con la COVID-19 pero las mujeres peruanas necesitamos muestras claras y acciones concretas que manifiesten su interés por esta otra pandemia.

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