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21 enero, 2021

[Artículo] Sandra Pinasco E.: La contraola de la memoria

Lo único que tenemos para enfrentarnos a la nueva ola que se aproxima en esta pandemia que no cesa es la memoria; la capacidad de recordar los errores cometidos, los aciertos logrados, el dolor sufrido. Solo la memoria nos enseña a no repetir los males del pasado y a prepararnos para enfrentar mejor el futuro, especialmente la memoria autobiográfica que nos constituye como seres humanos.

Cuando se habla de memoria autobiográfica, se suele hacer referencia a la memoria episódica, pero también guardamos información factual (o memoria semántica) sobre quiénes somos a lo largo de nuestras vidas. Por ejemplo, las letras de canciones que escuchábamos de adolescentes y que nos siguen emocionando hoy, los ingredientes de la receta que preparamos con nuestros hijos durante la cuarentena y los nombres de familiares o amigos fallecidos en estos meses.

Además, todo recuerdo es producto de una resignificación o revisión autonarrativa. En otras palabras, al traer a la conciencia un recuerdo, este es editado, mejorado, censurado y, en el proceso, se asimilan las experiencias vividas a las categorías de comprensión disponibles; es decir, a los esquemas emocionales (Le Doux 2019) con los que cuenta la persona.

De ahí que un ejercicio de memoria permita enriquecer los esquemas emocionales y volver más sofisticadas nuestras interpretaciones cognitivas de las experiencias vividas; en otras palabras, da pie a emociones más complejas y a una autoconciencia más profunda. Si asimilamos lo vivido a través de la memoria, aprenderemos a lidiar con nuestra soledad y emociones negativas, a cuidar al otro aún si eso implica posponer nuestros deseos, a desarrollar mayor tolerancia a la frustración.

Pero sobre todo profundizaremos nuestra comprensión del dolor que trae toda pérdida. No solo las pérdidas humanas sino también las pérdidas más pequeñas, muchas veces inconscientes, pero que van dejando huellas en quiénes somos. La pérdida de la libertad de movilizarnos sin hacer múltiples cálculos previos (cantidad de gente, aire libre, etc.); de la inconciencia en nuestras interacciones sociales en las que la distancia no era precisamente una preocupación, o la pérdida de nuestras habilidades para interactuar en grupo que se ven mermadas al no ponerlas en práctica lo que genera inseguridad o aislamiento.

Por ello, la asimilación de las experiencias es clave para enfrentar esta nueva ola. Recordando a quienes hemos perdido con el dolor de la pérdida aún vivo, pero con la conciencia de que siguen con nosotros en nuestros recuerdos, especialmente en el recuerdo colectivo de la familia y amigos. Cuidándonos más, porque no se trata solo de uno mismo, sino de cuidar al otro; sobre todo a quienes no pueden cuidarse por sí solos, a quienes queremos que nos sigan acompañando, así sea a la distancia.

 

Artículo publicado en el Diario Oficial El Peruano el 21/01/2021

Sobre el autor:

Sandra Pinasco E. 

Jefa de la Oficina de Promoción de la Investigación (UARM). Actualmente dicta el “Taller de escritura personal: yo y el otro” como parte de las actividades de Formación Continua de la UARM.

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