Hoy, en el Perú, por cada mujer congresista hay 3 hombres. De 196 alcaldes provinciales, solo 6 son mujeres. Y, de 26 puestos de gobernador, solo 1 es ocupado por una mujer. En 1997 se aprobó la ley de cuotas para asegurar que las mujeres participen en política. Veinte años después, ¿ha cambiado el panorama? A juzgar por las cifras, poco. La igualdad pública, es decir la igualdad entre hombres y mujeres que están presentes en el espacio público, no existe. A continuación, esbozamos tres ideas que pueden iniciar la conversación sobre una mayor presencia de la mujer en el espacio público.
¿Cómo no se avanza en la igualdad pública?
No se avanza porque es un problema invisible, que no está, que no es problema. Es un problema que nace en la manera en cómo se ve esa situación. Y para ver, hay que interpretar. Es por eso que las ideas sobre el rol que debe jugar la mujer quizás sean una pista importante.
Para explicar la invisibilización de la mujer en el espacio público, nos vamos a guiar parcialmente del modelo de las 3 “ies”[1] que sugiere que para analizar lo que hace el Estado es necesario pensar en las ideas que sustentan la acción, quienes están comprometidos (los intereses) y como eso se traduce en las instituciones, es decir, de manera más larga en el tiempo.
Las mujeres somos la mitad de la población, y nos corresponde la mitad de la representación. Involucra a todos y a la capacidad de reconocer esa otra mitad. Implica también reconocer que esa otra mitad es igual en derechos.
Sin embargo, no es así. Las mujeres no son vistas como iguales. Son aquellas que deberían quedarse en casa, no “provocar”, no “hablar” porque son chismosas. En junio del 2016, el congresista Humberto Morales, declaraba “Las mujeres, después de ser chismosas, son mentirosas”, estableciendo una generalidad sobre las características de las mujeres. El 10 de octubre 2017, Maritza García, congresista de la República, presidenta de la comisión “Mujer y Familia” afirmó en esa comisión, que las mujeres provocaban a sus agresores y que por eso se desencadenaba la violencia. Días después, tras la presión mediática, renunció a su cargo. Ese mismo año, el cardenal Juan Luis Cipriani, al referirse a un grupo de ministras que buscaban mejorar el acceso a la salud reproductiva, las llamó “respondonas”.
La representación de un conjunto de autoridades sobre la mujer sigue siendo la de un rol en los márgenes del espacio público. Ideas heredadas, se vuelven las ideas de quienes tienen en sus manos una reforma electoral importante que permitiría lograr la paridad y generar mayor participación de la mujer.
Lea el artículo completo en la Revista Ideele N° 279
[1] Ver artículo resumen de Palier y Surel sobre la historia del concepto, disponible en: https://www.cairn.info/revue-francaise-de-science-politique-2005-1-page-7.htm
Sobre el autor:
Adriana Urrutia
Directora de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya