[Artículo Ricardo Falla Carrillo] El espíritu de la secta | UARM
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29 enero, 2025

[Artículo Ricardo Falla Carrillo] El espíritu de la secta

El fenómeno del sectarismo se refiere a la multiplicación conflictiva de diferentes grupos en contextos culturales complejos, que son exacerbados por diversos agentes atomizadores. En el ámbito público, se manifiesta a través de prácticas y actitudes sectarias de diversa motivación. El espíritu de la secta se va apoderando de relaciones humanas en las sociedades contemporáneas. ¿Esto es sostenible? Pensemos.

La frase "Para mis amigos todo, para mis enemigos la ley" refleja una perspectiva sobre la lealtad, la justicia y la moralidad que ha sido discutida y analizada a lo largo de la historia. Esta expresión, atribuida a Juan Domingo Perón, sugiere una clara distinción entre cómo se trata a los amigos y a los enemigos. Para los “amigos”, se ofrece apoyo incondicional, indulgencias desmedidas y protección parcializada. En contraste, a los “enemigos” se les aplica estrictamente la ley o la norma, lo que implica una práctica más rígida, punitiva e, incluso, abiertamente injusta. Este tipo de mentalidad evidencia un claro favoritismo que prioriza las relaciones personales de grupo sobre los principios de equidad y honestidad imparcial. De ahí que este enunciado pueda tener más connotaciones el momento de estudiar la mentalidad y la práctica sectarias.
Si bien pareciese que es natural favorecer a quienes consideramos cercanos, el sentido de identidad sectaria nos lleva a la corrupción, al abuso de poder, a ocultar el daño ocasionado y a la creencia de que se tiene siempre la razón en todos los escenarios. De ahí que la frase, “para mis amigos todo, para mis enemigos la ley", esconde más de lo que se piensa. Pues nos conduce a ver el mundo desde la bifurcación “amigos versus enemigos", donde los conflictos “buenos versus malos”, “ilustrados versus ignorantes”, “progresistas versus reaccionarios”, etc., se reduce a la simpatía y a la pertenencia gregaria.

Por ello el espíritu de la secta no se agota en plano religioso, como comúnmente se cree. Podemos encontrar prácticas y mentalidades sectarias en la política, en las manifestaciones culturales, en los grupos académicos, colectivos artísticos, etc. De ahí que el rasgo más evidente de la mentalidad sectaria sea el de la exclusividad y el aislamiento. Los grupos sectarios suelen promover una visión del mundo en la que solo sus creencias son válidas. Esto lleva a una exclusión de aquellos que no comparten su ideología, fomentando un sentido de superioridad entre los miembros y un aislamiento respecto a la sociedad en general. Este aislamiento puede ser tanto físico como emocional, creando un entorno donde las ideas externas son vistas como amenazas. Asimismo, los grupos sectarios rechazan la crítica. En efecto, una característica distintiva de la mentalidad sectaria es la resistencia para cuestionar las creencias del grupo. Cualquier crítica externa es desestimada como malintencionada o ignorante, lo que refuerza el dogmatismo y limita el pensamiento crítico entre los miembros.

Cualquiera de nosotros puede verse tentado por espíritu de la secta. A creer que nuestro grupo político, cultural, artístico, religioso, étnico, académico, etc., es el único que posee la razón, el único que está llamado a poseer el saber, el único que tiene las soluciones a todos los problemas. En suma, puede haber prácticas sectarias seculares como religiosas. No hay que olvidar que todos grupos sectarios suelen crear narrativas que presentan su visión del mundo como la única verdad válida. Esta construcción de una realidad alternativa puede ser tan convincente que los miembros llegan a rechazar información externa que contradiga sus creencias.

¿Cómo liberarse del espíritu de la secta? Liberarse del espíritu sectario implica un proceso consciente de reflexión, autocrítica y apertura hacia nuevas ideas. También es fundamental desarrollar la habilidad de cuestionar las creencias propias y las del grupo. Preguntarse por qué se sostienen ciertas ideas y buscar evidencia objetiva puede ayudar a desmantelar dogmas. Finalmente, exponerse a diferentes perspectivas y fuentes de información puede enriquecer el entendimiento y debilitar la influencia de una mentalidad sectaria. Los acontecimientos que hemos visto en nuestro país sobre cierta puesta teatral evidenciaron la falta de sentido de realidad a las que nos condena el espíritu de la secta. Sin autocrítica ni autoexaminación todos podemos ser sectarios. Nadie está libre de creerse dueño de la verdad.

Lea la columna del autor en Rpp.pe

Sobre el autor:

Ricardo L. Falla Carrillo

Profesor asociado a tiempo completo del Departamento de Filosofía y Teología de la UARM.

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