La crisis energética obliga a las autoridades políticas a diseñar estrategias e intervenciones dirigidas a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía
La invasión rusa de Ucrania, el conflicto en Yemen que afecta directamente a Arabia Saudita y los coletazos de una pandemia que está lejos de terminar, han puesto al mundo ad portas de una crisis energética de gran magnitud. Los precios del petróleo, temiendo una futura y probable escasez, siguen marcando récords. Sobre este punto, el vicepremier Ruso Alexandr Novak, advirtió que, si la Unión Europea prohíbe la compra de petróleo ruso, los precios llegarían a 300 dólares el barril. En el Perú, país importador de combustibles y con un mercado energético poco desarrollado, el impacto ya se siente. De acuerdo con un reporte emitido por globalpetrolprices.com, nuestro país tiene ya la cuarta gasolina más cara de América Latina.
¿Qué alternativas hay para afrontar esta situación? La Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés), propone una estrategia de para reducir el consumo de petróleo en el corto plazo, y lograr la sostenibilidad energética en un horizonte mediano. Según el IEA, si los países desarrollados cumplen con esta estrategia, se reduciría el consumo en 2,7 millones de barriles por día dentro de cuatro meses, equivalente a la demanda de petróleo de todos los automóviles en China.
Lo primero que debemos hacer es, en medida de lo posible, fomentar el teletrabajo tres días a la semana. IEA estima un ahorro de tres dólares que por cada viaje no realizado. Fomentar el teletrabajo en ciudades como Lima, con la peor calidad del aire en América Latina y con uno de los tráficos más infames del mundo es impostergable.
Otra medida implica prohibir el uso del vehículo privado los domingos. Alrededor de 3 mil ciudades europeas ya han firmado un compromiso por un día sin auto. Para IEA, los domingos sin automóvil fomentan la actividad física, el uso de la bicicleta y generan que los niños se apropien del espacio público sin temor. Es una medida que de manera inexplicable el gobierno peruano canceló durante la pandemia.
Otro punto que propone IEA es abaratar el precio del transporte público e incentivar la movilidad a pie y en bicicleta. En Lima es imperativo chatarrear buses, combis y custers con más de 20 años de antigüedad y sustituirlos por buses grandes, modernos y no contaminantes. De igual manera, concluir la implementación de todos los corredores, culminar el metropolitano y finalizar de una buena vez la construcción de la línea dos del metro. El gobierno debe estudiar el otorgamiento de beneficios que vayan directamente al ciudadano y no solo a las empresas de transporte. De igual forma, incentivar mediante subsidio la compra de bicicletas; Bélgica, Italia y Francia ya lo hacen. IEA estima que, en los países desarrollados, esta medida en el corto plazo puede ahorrar el consumo de 330 millones de barriles de petróleo.
Otra medida que ha probado eficacia en ciudades como Atenas, Madrid, París y Milán es el hoy no circula. Los automóviles privados transportan muy pocas personas y ocupan la mayor parte del espacio público. De acuerdo con la Oficina del Censo de EE.UU., más de las tres cuartas partes de los que usan auto viajan solos. Finalmente, IEA sugiere fomentar el uso de trenes de última gama para traslados menores a mil kilómetros. Las ventajas de los trenes sobre los autos son vastas, ya que un medio de transporte más seguro, eficiente, cómodo y limpio. Incluso los trenes pueden sustituir a los aviones. En Francia, la reciente Ley de Clima y Resiliencia exige la cancelación de vuelos si existen alternativas para llegar, vía tren, al destino en dos horas y media. Es el momento que el país de un salto hacia el desarrollo y empiece a cimentar una red ferroviaria nacional.
A manera de conclusión, la crisis energética obliga a las autoridades políticas a diseñar estrategias e intervenciones dirigidas a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. No obstante, El gobierno, empantanando en una crisis política sin visos de solución, no propone ni lidera. Volveremos sobre este aspecto en una próxima entrega.
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Sobre el autor:
Alonso Cárdenas
Docente de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya