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5 enero, 2022

[Artículo RPP] Alonso Cárdenas: Mesa Redonda como espejo

El crecimiento económico basado en la precariedad ya no debe ser moneda de cambio en el Perú, sobre este punto una política pública integral que promueva la seguridad, salud e higiene en el trabajo es impostergable

El emporio comercial Mesa Redonda es un reflejo de lo que ha sucedido con el Perú en los últimos 30 años. Es una especie de Aleph borgiano, que sintetiza en un solo lugar lo que acontece a nivel país. Mesa Redonda se ubica en Lima Cercado, en torno a las calles Andahuaylas, Cuzco y Puno. Este epicentro pujante del emprendedurismo peruano, se basa en el comercio informal, donde las tiendas, las galerías comerciales y los puestos callejeros juegan un rol preponderante. Se calcula que en Mesa redonda hay 160 galerías, con 20 mil tiendas aproximadamente. Roberto Díaz, presidente de la Asociación de Importadores de Mesa Redonda, señala que el emporio comercializa alrededor de 7 mil 300 millones de dólares anuales. El Ministerio de la Producción indica que aproximadamente 100 mil personas trabajan en Mesa Redonda. De igual forma, La Municipalidad de Lima apunta que aproximadamente 300 mil personas transitan por dicha zona diariamente.

Mesa Redonda se volvió noticia mundial el 29 de diciembre del año 2001, cuando el peor incendio por fuegos artificiales de la historia en términos de muertos, se llevó la vida de 277 personas de acuerdo con data oficial. Sin embargo, la cifra podría ser mayor a 500, dado el gran número de desaparecidos y restos humanos no identificados. Tulio Nicolini, excomandante del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú, recuerda que, al llegar al corazón de la emergencia, los bomberos trataban de avanzar para luchar contra el fuego y salvar la mayor cantidad de vidas posibles, pero los ambulantes y comerciantes obstruían el paso con sus carretillas, su preocupación era salvar su mercadería.

Después del incendio salió a la luz la enorme precariedad de Mesa Redonda, sin extintores, ni salidas de emergencia, almacenes construidos sin ningún criterio, a la vista y paciencia de las autoridades. Además, la precariedad laboral de sus trabajadores, sin contratos, seguro médico, ni horarios preestablecidos. ¿Cómo es posible que un emporio que mueve más de 7 mil millones de dólares al año esté en esas condiciones?

El 19 de abril del 2019, sin ninguna lección aprendida, Mesa Redonda vuelve a incendiarse, aunque esta vez el fuego fue de magnitud menor. Poco después, la Municipalidad de Lima identificó 25 almacenes ilegales en las dos primeras manzanas fiscalizadas, y clausuró 109 puestos por ser riesgosos. El 30 de diciembre del 2021, Mesa Redonda se incendia otra vez, de nuevo una construcción ilegal parece ser la responsable del fuego.

¿Qué conclusiones podemos sacar de Mesa Redonda? La primera es que, en cualquier país medianamente democrático, Mesa Redonda en su totalidad hubiera sido clausurada y demolida luego de una tragedia de semejante magnitud. En la actual Mesa Redonda debe haber un gran parque público, un memorial que nos recuerde el dolor producido por la informalidad y la indiferencia. La segunda y más importante es que el crecimiento económico basado en la precariedad ya no debe ser moneda de cambio en el Perú, sobre este punto una política pública integral que promueva la seguridad, salud e higiene en el trabajo es impostergable. Finalmente, solome queda desear un feliz año nuevo a mis estimados lectores, que todo sea salud y prosperidad para todos ustedes.

 

Lea la columna del autor todos los jueves en Rpp.pe

Sobre el autor:

Alonso Cárdenas

Docente de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya

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