El léxico de las mayorías se ha despolitizado tanto, que les cuesta entender y manejarse en el mundo de los asuntos públicos, aun cuando con sus actos manifiesten una visión ideológica de la vida. Por ello urge hacer pedagogía política, a fin de orientarse un poco mejor de nuestro medio social y saber dónde situarnos sobre todo en tiempos de creciente confrontación política.
“Izquierdas” y “derechas”. Ninguno de los dos grandes opuestos del espectro ideológico postula, al menos desde el plano de las ideas, estar a favor de la miseria, de la explotación humana, de la destrucción del medio ambiente, de la guerra, de la ignorancia, de la enfermedad, etc. En suma, no están a favor de el “mal". Entonces, ¿por qué las diferencias?
Las diferencias son programáticas. Por ejemplo, en las perspectivas de “derechas”, le corresponde a cada individuo o familia alcanzar el bienestar, por medio de su propio esfuerzo, talento, mérito y capacidad. Cada persona o familia es responsable de sí misma y cada quien pondera los medios para alcanzar sus fines. Para las derechas, la pobreza se explica por circunstancias específicas, las mismas que deben ser revertidas por acciones personales. El estado, bajo su amparo legal, protege a los individuos del gobierno y de los demás individuos. Por ello se plantea un estado de dimensiones controladas, porque se considera que el estado no debe interferir en las vidas familiares e institucionales más de lo necesario, pues la mayoría de las diferencias se deben resolver en términos particulares.
Para las “izquierdas”, el bienestar debe alcanzarse bajo el tutelaje del estado, quien representa a los intereses de la sociedad. El estado obtiene sus recursos a partir de la extracción de la riqueza socialmente creada y los distribuye por diferentes caminos. Para las izquierdas el bienestar se logra si se alinean los intereses del estado con los de la sociedad, combatiendo, de este modo, las tendencias individualistas. Asimismo, para las izquierdas, la pobreza tiene causas estructurales (un orden social injusto), las mismas que deben ser trasformadas por estructuras sociales equitativas. Las izquierdas suelen plantear una concepción del estado de dimensiones crecientes, pues lo que se busca es reducir las desigualdades desde la acción imperativa de los gobiernos.
Las “derechas” y las “izquierdas”, en la era secular, se consideran a sí mismas "democráticas". Para las derechas, el estado y el gobierno debe garantizar y cautelar los derechos de la "persona individual", porque es lo “realmente existente”. Para las izquierdas, el estado debe proteger y fomentar los derechos del "pueblo”, porque el bien colectivo antecede al bien individual.
Habitualmente las “derechas” están identificadas con las disposiciones ideológicas liberales, conservadoras y neoconservadoras. Y las “izquierdas” con orientaciones socialistas, comunistas y, en algunos contextos, con el socialismo democrático. Sin embargo, a lo largo de sus historias, ambas tendencias políticas han estado influenciadas por procesos de afirmación nacional, cultural y étnica. Lo que ha generado diversas mutaciones de difícil ubicación política como el fascismo, el nazismo y otros ultranacionalismos.
Hay muchas más diferencias. Pero éstas son las más notables. Finalmente, detrás de la lucha ideológica entre las derechas y las izquierdas, se encuentra un combate entre cosmovisiones opuestas y concepciones del ser humano contrarias. Por eso no es tan sencillo resolver tal lucha de principios con una exhortación bienintencionada. Ambas se consideran lo mejor en términos éticos. Es más, identifican "lo ético" con sus postulados. De ahí que esta gran divergencia sea todavía insoluble. Esta lucha entre las izquierdas y las derechas se resolverá más adelante, aún es muy pronto en términos históricos.
Lea la columna del autor todos los lunes en Rpp.pe
Sobre el autor:
Ricardo L. Falla Carrillo
Jefe del Departamento de Filosofía y Teología de la UARM