El contenido del fútbol sirve para todas las partes, oposición, oficialismo, ciudadanía, sólo que para esta última el contenido del fútbol es una consistente vía de escape, una puerta a través de la cual lo político deja de hacerle ruido.
El pasado domingo 20 de noviembre inició el campeonato mundial de fútbol Qatar 2022; días después, el 25 de noviembre, el actual gobierno designó a la señora Betssy Chávez como la nueva presidenta del Consejo de Ministros. No es novedad que determinadas decisiones de la clase política se realicen mientras la atención de las mayorías se encuentra enfocada en la relajante distensión del fútbol. Aunque esto que pudiera parecer circunstancial remite a una preocupación constante en la pujante relación entre la clase política y la ciudadanía: ¿cómo orientar la atención ciudadana, en pro del poder de turno?
Consideramos necesario remarcar que desde que inició el actual gobierno se han configurado dos realidades políticas con su respectiva narrativa, la oficialista que tiene al Ejecutivo y al Presidente, junto a sus maquinarias política-sociales, que defienden su estancia en el poder; mientras que al otro lado, el Legislativo junto a sus propias maquinarias que buscan la vacancia. Ahora bien, en medio de estas dos realidades discurre lo que llamaríamos el contenido electoral, o los votos de la ciudadanía. Este contenido (poblacional) es el que recurrentemente cada cinco años es convocado y persuadido para las elecciones. Actualmente, se le convoca a fin de que apoyen o bien las movilizaciones pro vacancia o ya la defensa del actual gobierno. Sin embargo, atendiendo a la coyuntura «mundialista», ninguna de las dos realidades políticas buscaría convocar a las ciudadanas y ciudadanos, y si lo hicieran definitivamente la convocatoria sería peor que magra. Con lo cual, respecto a la ciudadanía (la cual detenta los votos), estas dos realidades no existen o son realidades no reales. Así, este contenido electoral discurre sobre lo que sí representa su verdadera realidad, el trabajo asalariado del día a día, el posterior cansancio y la expectativa del descanso frente al televisor sintonizando el fútbol. Esta situación es la que sugiere, en el análisis, tejer esa relación entre el fútbol y la política. Aunque no se reduce a lo que un sector de opinantes indica como que el fútbol es un termómetro social, sino que, consideramos, es más agudo que ello: el contenido del fútbol sirve para todas las partes, oposición, oficialismo, ciudadanía, sólo que para esta última el contenido del fútbol es una consistente vía de escape, una puerta a través de la cual lo político deja de hacerle ruido en su mente abigarrada de responsabilidades a fin de entregarse a la distensión del entretenimiento.
Si acaso lo viéramos más de cerca, la ciencia social tendría que aseverar que se asiste a un problema mayor: la ciudadanía deliberadamente busca adormecerse por el hastío de las distintas realidades políticas. Deciden entonces ya no ver, o ver hacia otro lado.
Dentro de treinta días, la actual presidenta del Consejo de Ministros solicitaría la cuestión de confianza. Quizá debamos estar atentos en cómo se desarrollarán los acontecimientos. Pero, es inevitable preguntarnos, ¿los ciudadanos y ciudadanas decidirán hacer un alto en sus apremiantes responsabilidades para atender a lo que digan y hagan las mismas personas del Poder?
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Sobre el autor:
Soledad Escalante
Docente principal de la Facultad de Filosofía, Educación y Ciencias Humanasen la Universidad Antonio Ruiz de Montoya