Foto: Lucía San Miguel
La Mesa “Tolerancia y Reconocimiento” del VII Coloquio de Estudiantes de Filosofía de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya trajo al debate temas vinculados a una necesidad humana fundamental: el reconocimiento y también sobre cuán ético es aceptar el uso de violencia en la forma de censura, como método para la represión de aquellos que abogan por censurar la forma de vida de los ciudadanos de una república democrática, cuando esta forma de vida no atenta contra la autonomía de los demás. Además, se dialogó sobre la diferencia entre libertad de expresión y libertinaje de expresión en el marco del principio ético comunitario del bien común.
Alonso Saer, estudiante de la Escuela de Filosofía de la Ruiz, nos interpeló con la pregunta que se volvió viral luego de que un activista golpeó a Richard Spencer, vocero del grupo de Derecha Alternativa (Alt-Right), ¿Es éticamente correcto pegarle a un presunto Nazi? ¿Qué hacer cuando un grupo que promueve segregación se presenta en un ambiente que defiende la libertad de expresión de sus ciudadanos? ¿Los silenciamos a la fuerza, dialogamos con ellos o los invisibilizamos? Slavoj Žižek, filósofo esloveno, propone enfrentar el conflicto desde un des reconocimiento, es decir, si estas personas no quieren reconocer a el resto de la comunidad, la comunidad por consecuencia debería invisibilizarlos por igual.
Para explicar esto Žižek pone el ejemplo de los tamagotchis, mascotas digitales que mueren si sus necesidades no son atendidas. Estos juguetes reaccionaban para llamar la atención del usuario. Es aquí en donde entra el concepto de reconocimiento filosófico que significa darle un valor axiológico como tú igual en tanto dignidad, conocer a alguien es otorgarle otredad o invisibilizarlo. Sin embargo, esta acción no será posible en contextos peligrosamente adversos para quienes se ven afectados. Además, no se puede esperar que un agresor, sea este verbal o físico, no reciba nunca una respuesta, ni tampoco que siempre esté frente a alguien que se quede con los brazos cruzados.
Eleazar Sánchez, estudiante de la Escuela de Filosofía de la UNMSM, dilucidó sobre por qué el filósofo platónico que sale de la caverna no es un contraejemplo a la teoría del reconocimiento, sino por el contrario, prueba la tesis de que la identidad necesita del reconocimiento de los otros significantes. Si bien el filósofo no necesita del reconocimiento de la comunidad al no considerarlos interlocutores válidos, tiene a los otros filósofos que han salido de la caverna como otros significantes. En este sentido, el filósofo puede cambiar el conjunto de personas que son considerados como otros significantes (de la comunidad a los verdaderos filósofos), mas no suprimir esta necesidad de reconocimiento.