El 28 de octubre, la docente Elena Saona Betetta, doctoranda en Psicología en la Universidad Cayetano Heredia y coordinadora del Diplomado en Neuroeducación e inclusión de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), participó como ponente en las XXII Jornadas Internacionales de Psicología Educacional. Este destacado encuentro de especialistas, académicos y profesionales de la educación latinoamericana fue organizado por la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, el Centro de Investigación para la Educación Inclusiva y la Asociación Nacional de Psicólogos Educacionales. La participación de la profesora Elena Saona contó con el apoyo de la oficina de Desarrollo de Investigación (DI) del Vicerrectorado de Investigación (VRI).
Elena Saona presentó, junto a la Mgrt. Carmen Elena Hinostroza, la ponencia titulada Análisis de las funciones del psicólogo educativo en las instituciones educativas públicas peruanas: una revisión de la normativa vigente. En su intervención, las expositoras ofrecieron una revisión histórica de la psicología educativa en el Perú, profesión que se institucionalizó en 1972. Tres años después, se definieron cinco áreas de acción para el psicólogo educativo peruano, quien comenzó a desempeñar un papel clave en programas de estimulación temprana, entre otros. Sin embargo, en 1995 se produjo un despido masivo de estos profesionales en instituciones educativas públicas y recién en 2011 lograron reincorporarse en el contexto de la convivencia escolar.
Las expositoras concluyeron que la normativa sobre la presencia de psicólogos en instituciones educativas públicas presenta una falta de coherencia en la definición de sus funciones, lo que dificulta una práctica profesional integrada y efectiva. Además, indicaron que el marco normativo no establece un perfil claro para el psicólogo educativo, asignando funciones similares a la de un psicólogo clínico o comunitario, lo que limita su aporte al desarrollo integral de los estudiantes y a la calidad educativa. En la práctica, su rol se ha centrado principalmente en la gestión de la convivencia escolar, dejando de lado aspectos clave como la prevención y la optimización de los procesos de enseñanza y aprendizaje, funciones que podrían ser asumidas por docentes especializados en tutoría.