José Koechlin, coordinador académico del Instituto de Ética y Desarrollo (IED) de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), participó en una entrevista para ATV+ en la que analizó las protestas y las situaciones de violencia que se han presentado en el Perú en las últimas semanas. “Las marchas ya no son un desafío al gobierno actual sino al Estado peruano, cuestionan el modelo de desarrollo del país. En ese sentido, una presidente no puede resolver estas brechas en un gobierno de transición, ni tampoco lo podría hacer quien asuma en un periodo tan corto”, afirmó.
Para el sociólogo, este desafío es tanto para el Ejecutivo como para el Congreso, ya que las personas están cansadas de las leyes declarativas que no tienen ningún efecto práctico sobre sus vidas. Los ciudadanos quieren mejorar significativamente su acceso a la salud, educación, entre otras necesidades. También las protestas son en contra de los gobiernos regionales que ejecutan poco presupuesto por falta de capacidad de gestión y corrupción. En suma, existe un hastío por la ineficiencia y la corrupción del Estado.
“Es importante separar a los violentistas de los ciudadanos organizados que protestan cuyas demandas son genuinas. Hay líderes regionales genuinos que rechazan la violencia y buscan el diálogo y son amenazados por los violentistas que bloquean las salidas democráticas. No olvidemos que el siglo XX para el Perú se ha caracterizado por la fragmentación social y política”, expresó.