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Ricardo Falla, director del Departamento de Humanidades de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, participó en una entrevista en Exitosa TV respecto a las implicancias éticas del caso Vacunagate y el rol de las universidades en la formación de profesionales íntegros que tengan la capacidad de velar por el bien común. “La universidad funciona dentro de un contexto social y cultural, en ese sentido, puede aportar en la formación de ciudadanos éticos. Su papel es vincular la episteme, es decir, el conjunto de conocimientos con las normas y las tendencias del bien”, expresó.
Para el filósofo, es importante situar la labor universitaria sea una institución pública o privada en este conjunto de crisis de sistemas morales que venimos afrontando hace varias décadas, ya que la universidad no es una entidad aislada de la realidad integral del Perú. Considera que el gran desafío es vincular esa ética reflexiva con una ética de la vida diaria. Ello con el fin de que los jóvenes en formación y los profesionales sean capaces de interiorizar que todas sus acciones tendrán consecuencias sociales. Y es a partir de ello, que cada persona empieza a autorregularse. Esta formación debe ir desde el nivel escolar, tiempo en el que se forma la conciencia moral.
Respecto a los involucrados en el caso Vacunagate, Falla Carrillo señaló que, así como hay grandes profesionales que vienen dando lo mejor de sí para colaborar en la lucha contra la pandemia desde distintas áreas, existen otros que han expuesto lo peor de ellos. Estamos viviendo una situación límite y lo ocurrido tiene que ver con la dualidad de la condición humana. El secretismo indica un nivel de conciencia de que no era correcto colocarse la vacuna. “Debemos transformar esta crisis en una oportunidad de aprendizaje colectivo. No quedarnos en la ira y la frustración que es normal, pero pasada la indignación, debemos tenemos un aprendizaje colectivo, social”, sostuvo.