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20 noviembre, 2018

Estudiantes de Filosofía expusieron sobre Albert Camus y Hannah Arendt

El VIII Coloquio de Estudiantes de Filosofía de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya presentó catorce ponencias y contó con la participación de dos invitados especiales, Guillermo Rochabrún y Levy del Águila, quienes abordaron el pensamiento de Karl Marx, a 200 años de su nacimiento. Los jóvenes compartieron sus ensayos sobre ética, filosofía moderna, el Derecho como una praxis liberadora, la controversia entre Jürgen Habermas y John Rawls, Nietzsche, Platón, Carl Smith, Albert Camus y Hannah Arendt. Este año los profesores comentaristas de las 9 mesas fueron Víctor Casallo, Rosa Elvira Vargas, Alessandro Caviglia, Soledad Escalante, Gabriel García, Ricardo Falla, Rashid Rabí y César Mendoza.

Bryan Rodríguez, de la Ruiz de Montoya, expuso sobre la filosofía de Albert Camus. Planteó una reflexión sobre el concepto de absurdo que nace en la confrontación entre la conciencia humana y la vida. Sostuvo que etiquetar a Camus como nihilista es reduccionista. “Frente al absurdo de nuestra condición, frente a lo inevitable de la muerte, ante la ausencia de una razón más elevada, el suicidio parece ser una respuesta, pero Camus quiere encontrar otra solución: ‘Vivir, naturalmente, nunca es fácil. Uno sigue haciendo los gestos que ordena la existencia, por muchas razones, la primera de las cuales es la costumbre. Morir voluntariamente supone que se ha reconocido, aunque sea instintivamente, el carácter irrisorio de esa costumbre, la ausencia de toda razón profunda para vivir, el carácter insensato de esa agitación cotidiana y la inutilidad del sufrimiento’ (El mito de Sísifo)”.

Cristina Galdós, también estudiante de la Escuela de Filosofía de la Ruiz, disertó sobre cómo el concepto arendtiano de la pluralidad subyace en la idea de sentido común. La tesis de Hannah Arendt versa en concebir la pluralidad no como una alteridad. Hace referencia al esfuerzo desplegado para manifestarnos ante los demás como un quien con una historia que contar. La pluralidad guarda así relación con el aparecer público, pues supone una voluntad previa de querer mostrarse ante el otro. Con ello enfatiza el aspecto político de la pluralidad, pues no solo se trata del reconocimiento de la intersubjetividad, sino de acciones y discursos plurales en un mundo común. Explicó que con la aceptación de nuestra finitud salimos al encuentro del punto de vista del otro y nos orientamos en una vida comunitaria.

Josué Nuñez, de la misma casa de estudios, abordó la relación entre ciencia y política en el pensamiento de Arendt, cómo desde la ciencia se puede tener incidencia en los espacios públicos. Para la filósofa, la verdad científica puede jugar un rol positivo en institución y preservación de la dimensión política. Mientras que la política se ocupa de la transformación del mundo, la ciencia; de encontrar y constatar la verdad a través de verdades subjetivas. A diferencia de lo que algunos sostienen respecto a que el conocimiento científico debe abrirse al debate público, Arendt recalca que la verdad científica debe ser protegida de la vocación transformadora de la acción política porque esto socaba su posibilidad.

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