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7 noviembre, 2017

III Coloquio de Estudiantes de Psicología destacó el aporte de investigaciones interdisciplinarias

El III Coloquio de Estudiantes de Psicología de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya evidenció la estrecha relación entre la Psicología y otras disciplinas. Durante dos días, se presentaron avances de investigaciones en temas variados desde el enfoque psicológico. Las ponencias abordaron: aprendizaje y videojuegos, intervención y medioambiente, Filosofía y Psicología, educación y sexualidad. Este encuentro convocó a estudiantes de otras escuelas como Filosofía y de otras universidades, y proporcionó espacios para talleres de relajación, para el encuentro de uno mismo y del otro, cápsulas de comunicación no violenta (CNV), de gestión de prioridades y de clown.

En la mesa Filosofía y Psicología, Eveling Sanchez, estudiante de Filosofía de la UNFV, presentó un análisis de la obra Pasiones del alma, de René Descartes, sobre las funciones que competen al cuerpo y al alma y cómo esta podría tener influencia sobre el cuerpo. Para el filósofo francés, la relación es proporcional y es, a través de la glándula pineal, situada en la parte más interna del cerebro, que el alma ejerce sus funciones sobre el cuerpo. Una misma impresión producida en esta glándula pequeña puede provocar diferentes pasiones por la diversa constitución de los cerebros. Sin embargo, para Eveling Sanchez lo relevante no es la identificación de la glándula, sino cómo se daría esa unión alma – cuerpo y su relación con la moral. Plantea la tesis de que son las pasiones las que permiten explicar esta relación alma, lo cual es una explicación fisiológica, no filosófica y que Descartes no lo hace visible.

Rodrigo Maruy, estudiante de Filosofía de la UARM, planteó reflexiones filosóficas sobre la psicopatología, a partir de las siguientes interrogantes ¿Cuál es la diferencia entre lo normal y lo patológico? ¿Qué criterios designan lo normal? ¿Se trata más bien de una construcción cultural de la enfermedad mental? Según su análisis, los trastornos mentales se definen en relación a normas y valores culturales, sociales y familiares. La cultura es la que provee los marcos interpretativos que dan forma a la experiencia y a la expresión de los síntomas, signos y comportamientos que son criterios de diagnóstico. Por tanto, no existirían criterios absolutos para determinar la diferencia entre lo normal y lo patológico ni en fisiopatología ni en psicopatología. El nivel en el cual una experiencia deviene problemática o patológica diferirá según las culturas de origen y los contextos familiares específicos.

Citando a Karl Jaspers, psiquiatra y filósofo alemán, recordó que es la apreciación del paciente y las ideas dominantes del entorno social más que el juicio del médico lo que determina aquello que llamamos enfermedad. “La estadística no define qué es lo normal, puesto que la norma no es igual a la media; no existe una esencia funcional del organismo concreto (anormal vs. anómalo); por lo tanto, la definición de lo normal no puede ser fundamentalmente descriptiva, es fundamentalmente axiológica. Los valores normativos de la sociedad occidental contemporánea remiten a la funcionalidad económica y al criterio del rendimiento, lo cual se hace patente en el bienestar como conjunto de dispositivos institucionales de normatividad biopolítica”, comentó Rodrigo Maruy.

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